Si fuera una fiesta, estarían en el momento en el que llega el mariachi. Las empresas del mundo celebran descontroladamente.
La brasileña Petrobras tuvo el año pasado ventas como no ocurría hace 10 años. Exxon vale más que nunca y los de Aramco están sentados sobre una pila de 111 mil millones de dólares suficientes para pagar sus deudas y quedarse todavía con 34 mil millones de dólares, si quisieran.
¿Pemex? Sumida en la depresión. Ahí admiten que no alcanzan a salir del paso con lo que cobran de gasolina y sus ganancias dependen de lo que los mexicanos le den por la vía del actual gobierno.
Sus proveedores se aproximan a la pobreza por falta de pago y ciudades, como Poza Rica, en las que antes la gente tenía trabajo abundante, ahora lamentan cómo cierran hasta los OXXO por falta de clientela.
Esta compañía petrolera tan nuestra y tan ajena debía al cierre del año pasado 106 mil millones de dólares, aunque reportó en diciembre que “ya juntó” 4 mil millones en efectivo. Ahí la lleva.
Sus pares están en un plan casi de insolencia. Ayer el director general de Aramco, la más rica del mundo en ese sector, salió a regañar a la gente, a todos.
No lo dijo así, pero va el resumen: ya estuvo bueno de vernos como villanos. Sin nosotros, los petroleros no tendrían cómo mantener su calidad de vida.
Él lo expresó de esta manera en el marco de la tradicional convención CERA Week en Houston:
“A pesar de nuestro papel protagónico en la prosperidad global, ¡nuestra industria es retratada como el archienemigo de la transición! Pero los lemas no son soluciones, la demonización no es diálogo y las posturas no están logrando el progreso que necesitamos en nuestras ambiciones climáticas compartidas.
“De hecho, en el mundo real, la actual estrategia de transición está fracasando visiblemente”, para quien anda preguntando, informó Amin H. Nasser, presidente y director de Aramco.
Expertos advirtieron durante la pandemia que el mundo había alcanzado ya el máximo histórico de producción de 100 millones de barriles diarios. Que la demanda de ustedes los consumidores, empezaría a caer.
La realidad dijo otra cosa. Que somos insaciables. Que ustedes pisan el acelerador a fondo, quieren aire acondicionado y todo lo quieren en plástico. Quien esté libre de pecado que lance el primer tupper. La producción ya alcanzó los 104 millones de barriles diarios.
“Se espera que la demanda mundial de petróleo alcance un máximo histórico en el segundo semestre de este año”, nos avisó también Amin H. Nasser.
“Y existe un importante potencial de crecimiento de la demanda en los países en desarrollo, donde el consumo de petróleo actualmente oscila entre menos de uno y poco menos de dos barriles por persona al año. Esto se compara con nueve barriles para la Unión Europea y 22 barriles para Estados Unidos. Es una razón importante por la que algunos predicen crecimiento hasta 2045″, añadió.
El líder de Aramco destacó que el gas natural ya es un pilar de la energía mundial, con un crecimiento de casi el 70 por ciento desde principios de este siglo.
Vaya, en México hay proyectos para exportar a Asia, en barcos, gas extraído en Estados Unidos. Uno solo de ellos, el Mexico Pacific, es resultado de una inversión de fondos extranjeros que apostarán más de 10 mil millones de dólares en ductos y una planta capaz de enfriarlo para comprimirlo y meterlo a buques transportadores de gas natural licuado (LNG) que saldrán desde Sonora.
¿Participa Pemex en el negocio? No hay noticia de ello. Vaya, la evidencia nos propone pensar si el equipo directivo de la petrolera tendría la capacidad de vender cerveza en el Azteca el día del América contra las Chivas.
Aprovechar la bonanza actual de energía nos permitiría al menos celebrar algo mientras metemos el planeta al horno. Pero lo nuestro es sufrir a Pemex.
Luego hablamos de lo que sí hace Aramco para invertir en nuevas tecnologías de energía. También, de cómo Petrobras tiene una Dirección de Ingeniería, Tecnología e Innovación a cargo de Carlos José do Nascimento Travassos, un licenciado en Ingeniería Mecánica que se codea con Jensen Huang, el director de Nvidia, que es la nueva celebridad de Silicon Valley.