Parteaguas

El club de ‘nuevos’ mexicanos

Los integrantes del club de los ‘nuevos’ mexicanos están lejos de ser ‘millennials’ o ‘centennials’, pero vaya que dependen de la nueva economía.

Casi todos tienen un acento norteño, bien de Sinaloa, o de Baja California. También hay gente de Monterrey. Están lejos de ser nuevos en el planeta pero vaya que dependen de la nueva economía. México también depende de ellos, en cierta medida.

Decenas de ellos se concentraron esta semana en el Camino Real de Santa Fe, en la CDMX.

Todos son dueños de alguna empresa basada en atender compañías mediante servicios de software. Por allá el que le vende a restaurantes para que las comandas deriven en comida caliente en las mesas y en cuentas fidedignas para comensales quisquillosos. Otro atiende hospitales y cobra por habitación, por acá otro que se encarga de administrar todo el proceso de un inmueble cualquiera: desde los permisos y el terreno, hasta su mantenimiento para que los inquilinos estén contentos.

Hay que ver el protagonismo de las mujeres. ‘Luzma’ Méndez habla con un aplomo de su aplicación SIAC, que inevitablemente transmite una sensación de tranquilidad, como de que al usarla dormirás mejor sabiendo que sabes todo sobre tu situación fiscal. Inclusive los riesgos.

Ellos conforman la Asociación Nacional de la Industria de Software (Canisoft), que hasta la semana pasada había permanecido como un club cerrado, conocido solo por sus miembros que rondan los 50 años de edad, en promedio.

¿Cómo? ¿No son los millennials y los centennials los dueños del futuro tecnológico nacional?

Estar entre estos personajes permite ver un mundo real y no el innovation theater, como lo llama Cristian Granados, profesor de la EGADE, coautor del nuevo libro Haz más con menos.

Hay excepciones, indudablemente, pero el ambiente visible de la tecnología mexicana parece dominado por jóvenes acaudalados y afortunados que empujados por sus familias y su universidad ocupan su tiempo en la creación de startups que difícilmente llegan a buen puerto, mientras, se enfocan en la tarea de convencer a directivos de fondos de capital privado de que les paguen dinero por su ‘innovadora app’.

Es distinto con los miembros de la Canisoft, presidida por Julián Gaxiola, ellos reflejan la autenticidad de la situación mexicana. Por ejemplo, se concentran en la atención a camioneros y a maquiladores que se benefician del nearshoring.

A los gerentes y dueños de fábricas de piezas para coches, máquinas y electrónicos, les urge aplicaciones que resuelvan problemas fiscales, aduanales, de administración de nómina, de logística y seguridad, para que todo llegue a tiempo.

Eso no es sexy, pero resolverlo es rentable. Fuentes de esta asociación advierten que las ventas conjuntas anuales de sus 30 agremiados suman unos 3 mil millones de pesos anuales.

Cuando conversé con algunos de los miembros me saltó una duda: ¿Por qué no vemos celulares o pantallas de marcas mexicanas, pero sí software mexicano?

Esgrimen razones lógicas: Corea o Estados Unidos promueven la existencia de industrias. Aquí éstas suelen surgir por puro emprendimiento.

Además, la texana Oracle y otras ofrecen muy buen software, pero a la hora de lidiar con la administración de personal, pago de sueldos, la relación con el IMSS, el SAT, el Infonavit, los bancos que prestan contra nómina… además la inseguridad, la falta de Estado de derecho, vaya, todo se complica. Ahí es en donde saltan los mexicanos.

Uno de ellos que vende un software especializado en administración del mantenimiento continuo de inmuebles, dice que la cantidad y tipo de normas nacionales para que hoteles y hospitales cumplan con reglamentos impiden por el momento la llegada abundante de competidores.

¿Cómo cobran? Generalmente por el uso de licencias por usuario, que rondan 500 pesos mensuales.

Los miembros de este club son mayoritariamente individuos curtidos por golpes emocionales de un país que vive sus crisis y bonanzas. Conocen el valor del trabajo en equipo y entre ellos se ofrecen productos gratuitos y buenas mancuernas.

Se abrieron al público en este Primer Foro y Encuentro de Negocios de la Industria del Software porque saben que necesitan más miembros y más acuerdos. Entienden que la inteligencia artificial trajo amenazas y competencia. Porque, dicen, unidos son más fuertes.

También, quizás, porque algunos de ellos quieren pasar la batuta. Varios herederos fueron presentados. En ellos radica en gran parte el futuro de un México tecnológico.


Fe de erratas: En una versión previa de este artículo se mencionó a la Canisoft como una Cámara empresarial, cuando se trata de una Asociación empresarial. Ofrecemos disculpas a los involucrados y a nuestros lectores.

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