Parteaguas

¿Quién quiere hacer galletas Oreo?

Encontrar obreros es un lío creciente para las empresas establecidas en el país. En Nuevo León, además, se suma la falta de energía eléctrica y de agua.

Por un momento olvidemos su alto contenido de azúcar y grasa saturada ¿Quién quiere hacer galletas Oreo? De acuerdo con el INEGI y cámaras empresariales, quizás no mucha gente en México.

Estudios recientes de Google destacan que es una de las marcas favoritas de las generaciones de menores de 20 años de edad y aún a ustedes que tal vez sean mayores, les costará trabajo resistirse a devorar el bocadillo si lo tienen enfrente. ¿Pero quieren trabajar haciéndolas?

Sepan que algunos mexicanos muy probablemente están involucrados en su producción, pues Mondelez tiene plantas en Nuevo León. Pero encontrar obreros es un lío creciente en el país y en este estado que fabrica productos atractivos de otras marcas reconocibles:

La planta más grande de Lego en el mundo está en Ciénega de Flores (cuna también de la machaca con huevo). La compañía fabricante de juguetes ha invertido cientos de millones de dólares en ese municipio; Mattel produce muñecas Barbie en el municipio conurbado de Escobedo. Vaya, lo que producen tiene cierto atractivo.

Pero encaremos la realidad: Nuevo León y México, en general, dependen de la manufactura para cobrar salarios e impuestos, no obstante, datos disponibles advierten que irónicamente cada vez hay menos obreros nacionales y eso se suma a la falta de disponibilidad de energía eléctrica y de agua que afecta particularmente al norte de México para atraer inversiones.

“En cuanto a los principales obstáculos para las empresas, la escasez de personal capacitado presentó un incremento respecto a febrero, afectando al 36 por ciento de las empresas”, reportó el mes pasado la Cámara de la Industria de Transformación de Nuevo León (Caintra), en un informe llamado Expectativas Económicas de la Manufactura.

El INEGI confirmó la semana pasada una reducción en la población de obreros. La Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2023 detalló que entre los mayores de 15 años, el año pasado solo 3.8 por ciento eran obreros, contra 5.1 por ciento identificados con ese rol en 2018.

¿Tienen alguna influencia las empresas? Un dato brinda pistas. El pago promedio anual de Mondelez a sus trabajadores globales reportado en 2018 fue de 42 mil 893 dólares, equivalentes a unos 68 mil pesos mensuales en esos días. El dato reportado en 2023 cayó a 35 mil 707 dólares anuales, unos 53 mil pesos al mes al tipo de cambio del año pasado.

Atención, es el promedio de todos, incluyendo a obreros y trabajadores de oficina.

En Mattel el asunto es dramático. El promedio de compensación global de sus trabajadores en 2023 fue de 5 mil 234 dólares anuales (unos 7 mil 400 pesos mensuales), “(cifra) que es menos del 10 por ciento del salario medio de nuestros empleados en Estados Unidos”, reconoció la compañía a la Securities and Exchange Commision del país vecino.

Ambas compañías batallan con las ganancias. Mondelez reportó márgenes de utilidad neta de 6.8 por ciento al cierre del primer trimestre del año; la juguetera fabricante de Barbie advirtió incluso de pérdidas.

Las empresas habrán de enfrentar sus retos para conseguir empleados en un contexto en el que presumiblemente muchos intentan fabricar productos en México.

Para los mexicanos subyace un asunto que concierne a todos, o al menos a las parejas.

Además de una reducción de obreros, hay avisos de una próxima baja en la disponibilidad de empleados en general por razones biológicas: cada vez menos gente tiene hijos y entramos en una fase que pone al país en la ruta al decrecimiento de su población. “La tasa de fecundidad de las mujeres entre 15 y 49 años fue de 1.60 hijas e hijos en 2023. Descendió con respecto a 2018, año en el que se estimó en 2.07″, dice el INEGI.

¿Si habrá menos gente trabajando, quién pagará las pensiones de los millennials, como ellos hoy respaldan a sus padres de la generación de los baby boomers que demanda pensiones? Una posible solución es la productividad, capacitar para que cada quien produzca cosas y servicios con tecnología y con más valor, independientemente del volumen.

Al menos, cosas más valiosas que una galleta o cabezas de muñeca.

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