Esas camionetas pickups blancas Mitsubishi ya recorren de un lado a otro la carretera que une a la capital de Yucatán con Campeche, ocupadas por técnicos e ingenieros.
Llevan una marca en sus portezuelas: Engie, emblema de una empresa con oficinas centrales en París, que es propiedad principalmente del Estado francés. Es en cierta medida, como una combinación de piezas de Pemex y de CFE. Los enormes fondos BlackRock y Vanguard también tienen parte de las acciones de la compañía.
Engie está a punto de consolidar el cambio en la dinámica industrial de una península sureña mexicana, que durante el inicio de este siglo recargó su actividad económica en la extracción de petróleo y en actividades como el turismo.
Los técnicos de la corporación francesa recorren ya la región para registrar y revisar terrenos y cerrar acuerdos con propietarios para instalar un gasoducto que ampliará la capacidad de uno ya existente y que, entre otros impactos, permitirá a Mérida competir por la atracción de empresas de manufactura que habitualmente se instalan en Monterrey o en Ciudad Juárez.
Ayer, el sobreviviente de todas las batallas y director de la CFE, Manuel Bartlett, fue citado en la Hacienda Uayamón, una mansión restaurada y situada en el campo, a 20 kilómetros del aeropuerto de Campeche, en donde él, junto con Felisa Ros, de Engie y Miguel Ángel Maciel, secretario de Energía, avisaron que arranca la construcción de esa enorme tubería que cruzará parte del sureste mexicano, bajo el nombre de Cuxtal II, dentro del proyecto Energía Mayakan.
¿Testigos de honor? La gobernadora morenista Layda Sansores, de Campeche, y el saliente mandatario panista, Mauricio Vila Dosal, que impulsó el proyecto desde Yucatán, quien al final fue representado por su destacado secretario de Fomento Económico, Ernesto Herrera.
¿Para qué quieren tremendo tubo? De inicio, para que brinde suministro de gas natural a una zona que lo tiene, pero muy escaso.
Engie pretende invertir alrededor de dos mil millones de dólares en esta ampliación del gasoducto Mayakán para elevar su capacidad de transporte actual de 250 millones, a 567 millones de pies cúbicos diarios.
Esta infraestructura llevará gas natural desde el punto de inyección Cactus, en Tabasco, hasta Valladolid, Yucatán, pasando por las capitales Campeche y Mérida.
Parte de la oferta de Cuxtal II abastecerá dos nuevas plantas de generación de electricidad llamadas Mérida IV y Valladolid, construidas por la japonesa Mitsubishi Power para la CFE.
Juntas representaron una inversión de unos mil 220 millones de dólares que añadirán mil 530 megawatts de capacidad a Yucatán, que hasta el año pasado contaba con alrededor de 900, solamente.
Esta entidad costeña pasará de importadora de electricidad a tener una capacidad de exportación neta de energía que podría llegar, digamos, hasta Belice.
El nuevo negocio que estrenará en México representa un contrato de servicio de transporte de gas natural para CFE durante 30 años y viene bien a Felisa Ros, directora de Engie en México, pero también a Catherine MacGregor, CEO de la compañía.
Esta corporación francesa reportó una ligera caída en sus ventas durante el primer trimestre de 2024 debido a un invierno relativamente cálido en Europa, y una consecuente caída en el precio de sus servicios que repercutirá en sus ganancias.
Para los yucatecos representa el cierre de un proyecto para dotar su entidad con infraestructura pesada de energía que se complementa con la ampliación de vías ferroviarias con el Tren Maya y el crecimiento esperado del puerto de Progreso, cuya carretera de acceso ya tiene en construcción un segundo nivel para transporte de carga, lo que fortalece la narrativa de su conversión en una frontera marítima con el este de los Estados Unidos.
A eso, los locales suman la reciente conexión de un nuevo cable internacional de Internet directo a Miami y la capacitación tecnológica de sus habitantes a través de instituciones como la Anáhuac Mayab, la UPY y el Tecnológico de Mérida, del sistema TecNM, que atraen empresas como Accenture, Concentrix Corporation y la alemana Preh.
Otras como Gruma y Heineken anunciaron recientemente la construcción de plantas de fabricación en Yucatán, con inversiones de 180 millones y 500 millones de dólares, respectivamente, que fortalecerán un clúster en el que ya están Bepensa, Grupo Modelo y Kekén. Esa península mexicana y caribeña van a inflarla ahora con gas.