El lunes debemos saber quién dirigirá Pemex el próximo sexenio, si lo ven, avísenle que existe un negocio llamado gas natural.
Parece chiste, pero es verdad. La Península de Baja California y sus vecinos de California necesitan gas natural, pero no tienen.
Un proyecto ha conseguido que nuevos embarques de ese hidrocarburo lleguen a los consumidores de esa región del Océano Pacífico.
El nuevo gas que consumen sale en barco, pero desde el otro lado del continente, del Golfo de México, que pertenece al Océano Atlántico. En el mar de Altamira, Tamaulipas, lo embarcan para su último destino.
Antes, ese gas pasa por el Canal de Panamá, para no bajar hasta Tierra de Fuego.
En todo ese proceso que requiere extraer el gas del subsuelo, bajar su temperatura para meterlo en un barco en territorio nacional, cruzar el canal y subir a Baja California Sur para bajarlo y luego entregarlo, Pemex no participa.
Ese negocio del LNG (gas natural licuado, en español) crece y existe en varias partes del mundo, y en México marcó un hito la semana pasada.
Quienes lo divulgaron fueron los vecinos, a través de su Agencia de Información Energética (EIA, en inglés), y ellos lo informaron así el viernes:
“El desarrollador de la primera instalación de exportación de gas natural licuado en México envió un cargamento inicial este mes, con el LNG navegando a través del Canal de Panamá hacia la terminal de importación de LNG en Baja California Sur”.
El desarrollador se llama New Fortress Energy, presidida por Wes Edens. La empresa tiene una plataforma marina flotante del lado mexicano del Golfo de México, en las costas de Tamaulipas, a bordo de la cual recibió gas y produjo el LNG.
La embarcación tiene capacidad para licuar hasta 200 millones de pies cúbicos diarios de gas natural y es una de las dos unidades de producción que forman parte del proyecto denominado Fast LNG Altamira, ubicado en la costa este de México.
Pemex podría vender al proyecto ese gas, pero no tiene. Este año produce aún menos gas natural que el pasado, apenas 4 mil 653 millones de pies cúbicos diarios.
La mayoría de ese gas es utilizado por la propia compañía y por CFE.
El gas natural que New Fortress Energy convierte en LNG en su plataforma llega al mar tamaulipeco suministrado a través del gasoducto Sur de Texas-Tuxpan, proveniente justamente de ese estado de la Unión Americana, en donde no reparan en temas como el “fracking” y produce 36 mil 260 millones de pies cúbicos diarios.
Idealmente, y de acuerdo con la EIA, esa infraestructura de la compañía de Wes Edens, recupera gas natural proveniente de pozos petroleros en los que de otra manera sería “venteado” o enviado a la atmósfera contribuyendo con ello al calentamiento global.
La expectativa es que New Fortress consiga próximamente clientes en otras latitudes y no solamente en las Californias, pero dado el origen del producto, México no tiene injerencia en el destino de esa mercancía:
“Las exportaciones de LNG de este proyecto están sujetas a aprobaciones regulatorias del Departamento de Energía de los Estados Unidos (DOE) porque se alimenta de gas natural proveniente de los Estados Unidos”– aclaró la EIA– “El DOE ha autorizado 430 millones de pies cúbicos diarios de exportaciones de LNG desde Fast LNG Altamira hacia países con los cuales Estados Unidos tiene un Tratado de Libre Comercio”.
El gas natural es barato y eso deriva en desdén en el Consejo de Administración de Pemex, al menos, desde la administración de Ernesto Zedillo. El petróleo es mejor negocio, o debería serlo, por sus altos márgenes.
Pero tomar decisiones sobre el gas natural basados solamente en el margen de ganancia que ofrece, pasa por alto que su transformación industrial por la vía de la petroquímica puede derivar en el plástico que ustedes pueden tocar con solo estirar la mano. También en electricidad barata para que una nación sea más competitiva.
Por eso Estados Unidos cada vez produce más. Por eso Qatar pudo pagar un mundial de futbol sin cobrar impuestos a su gente.