Spoiler alert. En el capítulo final de la exitosa serie medieval Game of Thrones, una decena de gobernantes se reúne para elegir a su líder, el rey. El bonachón, quizás el impoluto del grupo, se pone de pie, es el personaje de Samwell Tarly:
“Tenemos que elegir a alguien. ¿Por qué solo nosotros? Representamos a todas las grandes comunidades, pero quienquiera que elijamos no sólo gobernará sobre lords y ladies. Tal vez la decisión sobre lo que es mejor para todos debería dejarse en manos de… todos”, propone Tarly, para después de una pausa de silencio, recibir carcajadas burlonas de los presentes.
“Tal vez también deberíamos darles un voto a los perros”, responde uno. “Le preguntaré a mi caballo”, contesta uno más.
En los hechos, hoy se discute en México una propuesta de cambios a la Constitución para dar un voto a la ciudadanía en la elección de jueces y ésta avanza exitosamente en el Poder Legislativo. ¿Cómo ha sido la reacción de quienes ostentaron el poder fáctico?
Quien no ponga su dinero en México perderá una gran oportunidad de negocios, dijo el miércoles Altagracia Gómez en Nueva York, ante administradores de fondos de capital reunidos por el BIVA Day. Coincido.
Es cierto que México representa y va a representar una buena oportunidad de invertir incluso con la reforma al Poder Judicial que ya fue aprobada por los diputados. El TLCAN detonó el comercio con Norteamérica, pero antes del tratado ya había inversiones estadounidenses en el país. Lo demuestra la histórica fortuna de William Jenkins, entre otras.
Tiene razón la coordinadora del Consejo Asesor Empresarial del gobierno de México que encabezará Claudia Sheinbaum.
Si el pánico se apodera de las decisiones, es posible que se deba a la atención a mensajes sin bases. He recibido varios que promueven el miedo por WhatsApp, sin firma ni responsables.
A la opinión de Altagracia Gómez corresponde una verificación de hechos:
Uno. El territorio nacional no cambia, está junto al mayor mercado del mundo, y su población de 130 millones de personas ya es parte de la producción y población norteamericana. Estados Unidos tardaría años en reconstruir una cadena de suministro nearshoring que ya estructuró con mexicanos y canadienses, en los hechos, la sigue fortaleciendo.
Dicho en corto: En este 2024, ninguno de los tres países funciona sin el otro.
Dos. Los miembros del Poder Judicial aseguran que avanza la profesionalización de los jueces, aún sin reforma. Pero no garantizan hoy la aplicación de justicia pronta y expedita. La arrogancia o corrupción de ciertos miembros de ese poder lo volvieron ineficiente y limpiarlo al paso que van tomaría años o décadas.
Tres. La iniciativa de reforma judicial sí considera filtros para los postulantes. Revisen las diferencias respecto a lo que ocurre con las elecciones para diputados, o gobernadores.
A ellos los elige y los propone algún partido político, hacen campaña y ganan o pierden. Fin de la historia. ¿Resultpado? Es difícil distinguir hoy a miembros de un partido de los participantes de la serie de Televisa, La Casa de los Famosos.
Si pasa la reforma, para llegar a la boleta los candidatos a jueces antes deben graduarse con un título universitario, demostrar experiencia en su oficio y ser seleccionados por el mismo Poder Judicial, que podrá proponerlos para que compitan con los sugeridos por el Congreso y con los que seleccione la presidenta o quien sea el jefe del Ejecutivo federal. Luego irán a medirse en elecciones ciudadanas y la gente decidirá.
En Estados Unidos ya funciona un modelo similar con ciertos jueces locales. Acá quieren ponerlo a prueba a nivel nacional.
¿Puede mejorar el Poder Judicial con esto? Sí es posible. ¿Puede fallar el sistema? Sí.
El examen nos saldrá caro en términos económicos, pero hoy no se ha probado el efecto de la democracia en la elección de jueces. Esos son los hechos.
Los riesgos que advertimos muchos están basados en percepciones.
Yo estimo con base en mi experiencia y conversaciones con gente de negocios, que muchos esperarán a ver cómo quedan las leyes secundarias y los reglamentos para el nombramiento de jueces. Ellos también aguardan la llegada de la presidencia de Claudia Sheinbaum para analizar el nivel de independencia que tendrá de su antecesor.
Idealmente, todo el proceso debe ser ágil. Pero opino que podrían pasar al menos un par de años para reducir la incertidumbre que pesará sobre México y sobre la operación del tratado comercial más importante, el T-MEC, que será revisado a la luz de los cambios.
Sí creo en lo que dice Altagracia Gómez. Vienen oportunidades.
Aún así, no podemos esperar un cambio brutal sin costos. Por eso vemos un freno en la inversión y varios diversifican sus negocios, como lo publiqué aquí ayer.