Parteaguas

Los dos ojos de Marcelo

En el escritorio de Marcelo Ebrard figuran dos misiones a las que pone la vista: la obligatoria renegociación del T-MEC y reemplazar las importaciones de Taiwán, China, Malasia y Vietnam.

En 11 días, Marcelo Ebrard será responsable de que no caiga el pobre ritmo de la economía nacional. Con ese propósito, en su escritorio figuran dos misiones a las que pone la vista:

La obligatoria renegociación del T-MEC, y otra en la que, al menos, comparte la autoría: reemplazar las importaciones de Taiwán, China, Malasia y Vietnam ¿Cómo las encaminará?

Ninguna puede ignorarla y tendrá que encaminarlas paralelamente, un ojo a cada una.

El siempre candidato presidencial encara la complicada tarea que le delegará su jefa, la presidenta Claudia Sheinbaum, ante el escenario que dejará detrás de sí el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Su meta es convencer a mexicanos y extranjeros de que conviene invertir en este país que cambia súbita y drásticamente sus reglas.

‘Algo que da tranquilidad es que será él quien estará al frente de la Secretaría de Economía’, me confió recientemente el director de una de las más grandes empresas socias de la American Chamber of Commerce (Amcham). Eso solo le brinda el beneficio de la duda. Conviene, entonces, entrar en detalle.

Uno. ¿A qué se refiere el reemplazo de las importaciones asiáticas?

Ustedes ven productos chinos en cada esquina del súper, pero la mayoría de las importaciones no las hacen firmas mexicanas. Dos tercios de éstas las realizan empresas tecnológicas como Foxconn y Lenovo, pero también empresas automotrices.

El equipo de Ebrard tiene detectados negocios específicos en los que el gobierno debe brindar oportunidades y facilidades a empresas y emprendedores mexicanos para atacar el mercado: automotriz, aeroespacial, medicina, electrónicos, datos y chips, energía eléctrica y el textil.

Su investigación revela ejemplos como el de la atribulada Intel, que tiene importantes operaciones en Jalisco y que trabaja en la sustitución de al menos una décima parte de sus importaciones de disipadores, sustratos y bandejas térmicas, útiles para semiconductores.

¿Y qué son esas cosas? Los disipadores son estructuras que dispersan el calor generado por chips, fabricadas en materiales como aluminio; los sustratos son las bases físicas de los semiconductores, que influyen en sus propiedades eléctricas y térmicas, comunes en materiales como silicio; y las bandejas térmicas son estructuras que distribuyen el calor entre múltiples semiconductores, evitando puntos calientes.

Conviene que los mexicanos se acostumbren a esos términos, tanto como lo hicieron a las partes para motor y frenos cuya manufactura brinda trabajo a Querétaro o San Luis Potosí.

Aparte. General Motors, que vende la Captiva, y la proveedora de Apple, Foxconn, son las dos principales importadoras de insumos chinos y ambas preparan un plan de reemplazo para esas compras, mismo que presentarán en un par de semanas.

Si Ebrard consigue recuperar la narrativa del nearshoring, ahora superada por la de la incertidumbre judicial, podría motivar inversiones que justifiquen la manufactura nacional que abastezca a estas empresas y otras.

Dos. ¿Qué hará ante la renegociación del T-MEC?

Las consultas inician en julio y Ebrard enfrentará un escenario complicado ante cualquier presidente de Estados Unidos. Del candidato Donald Trump es conocida su postura nacionalista; la demócrata Kamala Harris votó en contra del tratado vigente.

El secretario trabajará con su par, Juan Ramón de la Fuente, de Relaciones Exteriores. Aunque ambos saben que gran parte del trabajo deben ejercerlo con asuntos interiores, en particular con los diputados y senadores que diseñarán las leyes secundarias que definirán el tipo de candidatos a jueces que serán responsables de resolver disputas entre empresas nacionales e internacionales.

Si no llega gente calificada a esa responsabilidad, no habrá certidumbre de inversión y los estadounidenses y los canadienses tendrán poderosas armas para negociar en su favor.

Para Ebrard no hay tiempo. Nada puede posponer.

Es un político con experiencia y la necesitará toda, al menos durante los próximos 18 meses, en los que, por cierto, su protagonismo tendrá nuevamente un pico.

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