Parteaguas

Ellos quieren casarse

En el oasis de la región árabe, veinteañeros dicen que quieren casarse, tener hijos y cuidar de sus padres en la vejez. Eso suena a otros tiempos, pero tiene una explicación: el gobierno paga.

En esta región, veinteañeros con los que platico dicen que quieren casarse, tener hijos y que suelen cuidar de sus padres en la vejez. Eso suena a otros tiempos.

Si les falta dinero, el gobierno paga a sus ciudadanos el salón y el banquete para una boda. Los funcionarios esperan que nazcan más habitantes en familias estables.

Jóvenes nacidos aquí en Dubái, y los que llegan, conforman un ‘ejército’ creciente y poco visible en el continente americano. Es un paso en la escalera de eventos que estructuran una estrategia en un país con dinero que pretende convertirse en ‘el mejor del mundo’, en una potencia, dicen.

A falta de población propia, convocan. Ocho de cada diez personas no nacieron aquí.

Muchos vienen de México. En menos de dos horas coincidí con cuatro mexicanas que trabajan para el lujoso The One&Only One Hotel, de Dubái, uno de los siete Emiratos Árabes Unidos, una ciudad cuya población crece a un ritmo de más de 250 personas al día.

Estas veinteañeras llegaron hace meses porque en una de sus redes sociales toparon con el mensaje de una vida mejor en este gran oasis de la región árabe. Viaje, gastos y salario pagado.

Regina es una de ellas. Nació y creció en la Ciudad de México. Estudió una licenciatura en turismo y tiene una visa legal de trabajo que le consiguió la misma compañía hotelera, también le brindan un departamento y transporte. Su sueldo puede ahorrarlo casi completo. Su función es la de dar la bienvenida a los huéspedes y brindarles información general de la ciudad. Está lejos de cumplir los 30 años.

¿Es difícil ser mujer en Dubái? Le pregunté. Es más difícil serlo en México, me contestó.

Asegura que aquí hace buen dinero, puede vestir como le venga en gana, salir a cualquier hora a la calle sin el riesgo de ser asaltada y sí, salvo por intoxicarse en la banqueta o causar daño a alguien, ella y todos pueden hacer casi todo lo demás.

Los Emiratos Árabes Unidos están obligados a hacer atractiva la vida local. Su tierra no es precisamente un paraíso tropical natural. Las tardes veraniegas de 50 grados centígrados en Dubái ameritan cierta compensación.

Quieren gente no solo en el ambiente del turismo. La quieren para trabajar en la industria energética tradicional, también en la de renovables, pero este país petrolero va por la industria espacial y la de la tecnología.

Por una orden presidencial de 2016 se esfuerzan por prepararse para un eventual cambio en la principal fuente económica de la nación. Quieren “celebrar la exportación del último barril de petróleo”, explica Omar Al Olama.

“Si lo construyes, ellos vendrán” bromea también, sonriente, el único secretario de Inteligencia Artificial en el mundo. Alude la frase de la película Field of Dreams, como analogía de una infraestructura visible y otra intangible por medio de la cual atrae y prepara a su población para la economía que nace en el mundo.

En sus ciudades cubiertas de rascacielos forrados de espejos, los emiratíes edificaron nuevas construcciones con la apariencia de un gran mall, llenas de personas que aspiran a tener una empresa o a hacer crecer la que ya tienen, trabajando en oficinas de coworking, pero también en nuevos corporativos que lucen funcionales.

Mediante un plan de capacitación y certificación en línea, Al Olama debe completar filas de dos millones de ingenieras e ingenieros ‘de indicaciones’ o prompt engineers, individuos capaces de plasmar con series de enunciados lógicos y claros las instrucciones que hacen operar herramientas como ChatGPT, de OpenAI; Gemini, de Google, o la que ofrece ese círculo multicolores que aparece en el WhatsApp.

Esa ingeniería la usa, por ejemplo, Careem, una empresa de Dubái que incluye los servicios que en México ofrecen Uber, Rappi, TicketMaster y Ecobici, todas juntas.

¿Si Estados Unidos innova, China imita y Europa regula, cuál es el rol que juegan los Emiratos Árabes Unidos?, le preguntaron este martes.

Bajo ese supuesto, “los Emiratos Árabes Unidos aplican (la tecnología)”, contestó el joven ministro de Inteligencia Artificial.

Pero claro, antes de aplicar la IA, necesita personas que puedan dialogar con ésta, antes de eso, darles una vida estable, y aún previo a ese suceso, claro, atraerlas. Inicialmente, quizá con ofertas para trabajar en el turismo creciente de las ciudades costeras de esta nación del tamaño de la península de Yucatán.

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