Parteaguas

El lunes se murió Tom

‘Tom’, como le llamaban en su país, fue el Claudio X González de los vecinos estadounidenses. La dimensión e influencia histórica de ambos es comparable en cada nación.

¿Alguien lo notó? ¿Los medios llevaron alguna referencia? Se llevaba bien con Andrés Manuel López Obrador. La atención que el lunes recibió en México la muerte del poderoso Thomas J Donohue, es similar a la que brindaron allá esta semana a la reunión de ‘CEOs’ estadounidenses con la presidenta Claudia Sheinbaum.

No hubo un diario relevante de Washington o New York que pusiera ese encuentro entre sus titulares principales. Aún así, fue muy relevante para el futuro de ambas naciones.

Quienes visitaron el Palacio Nacional encabezan la organización que Donohue presidió por 13 años hasta 2021, cambiándola dramáticamente hasta convertirla en el gremio más poderoso de Estados Unidos.

Guardando toda proporción, ‘Tom’, como le llamaban en su país, fue el Claudio X González de los vecinos. La dimensión e influencia histórica de ambos es comparable en cada nación.

A él y a AMLO los vi conversando juntos durante la pasada CEO Summit, ocurrida en Mérida hace cinco años. Estoy seguro de que esa noche ellos cerraron el T-MEC que sustituyó el TLCAN.

La diplomacia es necesariamente hipócrita. No hay conversaciones útiles que comiencen a puños.

La presidencia de la US Chamber of Commerce la ocupa por primera vez una mujer, Suzanne Clark, quien trabajó de cerca con su antecesor fallecido. Ante las cámaras sonrió cálidamente con Sheinbaum, quien en la política también rompió barreras de género.

Es una nueva era. ¿Qué resultados vendrán de esta relación femenina?

Ambas cargaban una narrativa antes de verse en el Zócalo. Lean lo que la US Chamber, de Clark, divulgó a sus miembros y al público desde el 1 de octubre acerca de las recientes reformas constitucionales en México, antes del encuentro con la mandataria mexicana:

“Es probable que al menos cinco aspectos del paquete de 18 reformas y dos iniciativas legislativas violen el T-MEC”, escribió el experto en Análisis de Riesgos Globales para esa organización, Jay Sapsford.

“Las reformas erradicarían virtualmente la igualdad de condiciones para las empresas extranjeras”, dijo citando a Roberta Jacobson, la exembajadora de Estados Unidos en México. “Creo que esto es realmente muy preocupante para el futuro”, agregó.

¿Muy preocupante? ¿Para quién y de qué manera?

A decir de ese texto, lo que temen es que la presidencia de México carezca ya de todo contrapeso y que Morena disponga del país como lo hizo el PRI. Vista la experiencia que tuvimos con ese partido político, sí hay motivos de preocupación principalmente para los mexicanos.

¿Pero para los estadounidenses? ¿Acaso invierten en México por caridad?

Los vecinos practican el pragmatismo al menos desde su independencia obtenida en 1776. Son maestros. Invirtieron con el PRI y van a hacerlo con Morena. El problema es cuánto.

Hasta ahora, sus empresas invierten unos 13 mil millones de dólares cada año, que en buena medida van para fábricas y a máquinas para… fabricar. A cambio reciben salarios bajos y trabajadores más comprometidos que del otro lado de la frontera. En esencia, buscan que esa relación continúe. Esta declaración que Clark brindó a Sheinbaum resume el trato:

“Debemos ser francos sobre nuestros desafíos. Es imperativo que las tres partes del T-MEC cumplan con sus obligaciones; es lo que la US Chamber ha pedido a nuestro propio gobierno que haga”. Ojo, la US Chamber, a diferencia del CCE en México, sí tiene el poder y la habilidad para influir en la presidencia de los Estados Unidos, aunque llegue Donald Trump.

“Las recientes reformas constitucionales en México también han añadido incertidumbre para los inversionistas, y aplaudimos la prioridad que la presidenta Sheinbaum ha dado a la seguridad de la comunidad empresarial internacional de que sus inversiones en México estarán seguras. En el futuro, debemos comprometernos sin remordimientos con los valores que nos unen (la libre empresa, el Estado de derecho y la democracia)”, agregó Clark durante su discurso.

Estados Unidos busca esos valores en sus socios.

Un dato para la reflexión: en China, las empresas estadounidenses invirtieron el año pasado 126 mil millones de dólares, casi 10 veces más que en México. Tengo más, luego los comparto.

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