Envejecemos a la mexicana, en bola. Hoy, uno de cada diez habitantes del país tiene más de 65 años; para 2050, serán (¿seremos?) dos de cada diez.
La lógica dice que habrá más compradores de medicinas. ¿Pero en ese momento nos acompañará la centenaria Farmacias Benavides?
Además de problemas locales, la cadena de farmacias más conocida del norte de México enfrenta un reto estructural: su madre, su holding, está cerrando tiendas aceleradamente.
Hace una semana, Walgreens Boots Alliance, propietaria de la empresa mexicana, avisó que bajará definitivamente la cortina en mil 200 tiendas.
Esta compañía, con oficinas centrales en Deerfield, Illinois, batalla con ustedes o con clientes como ustedes, pero ubicados del otro lado de la frontera.
Su equipo encara los cambios de un mercado que prefiere crecientemente compras en línea y con la competencia de supermercados que venden medicinas apoyados en la venta de otros productos, lo que les permite ofrecer precios agresivos.
No hace mucho tiempo, Tim Wentworth, director de Walgreens, reveló que una cuarta parte de sus farmacias no generaba ganancias. Es un fenómeno creciente en Estados Unidos, considerando que su rival, CVS, anunció al inicio del mes que despediría a 2 mil 900 empleados corporativos.
¿Cómo pintan las cosas en México? Conviene de inicio revisar un asunto curioso, por decir lo menos.
Farmacias Benavides avisó en julio del ‘retiro’ de la joven Sarah Cepeda Muñoz como directora de finanzas (CFO) y como miembro del consejo de administración. Perla García Dávila, subdirectora de planeación estratégica e innovación, entró al relevo como directora ‘interina’ de finanzas.
Apenas dos años antes, la hoy ‘retirada’ Sarah Cepeda había sido presentada en el cargo en sustitución de otro interino, Andrés Guerrero Rubio.
Ella entró a coger brasas ardientes. Reportes periodísticos detallan que tres meses antes, los auditores externos de la compañía detectaron que la empresa carecía de dinero para enfrentar deudas. Que los pasivos circulantes excedían los activos circulantes en el capital de trabajo. Que Farmacias Benavides enfrentaba una incertidumbre material.
Cepeda llegó apenas un par de meses antes del nombramiento del actual director general de la compañía, Michele Ingravallo, lo que pudo afectarla. Quien dirige, regularmente gusta de seleccionar a su escudero.
El relajo permanente en la dirección de finanzas es además enfatizado por anuncios de retraso en la entrega de información a la Bolsa Mexicana de Valores.
¿El argumento del más reciente? “Dicho informe aún no cuenta con la aprobación requerida por parte de la división global del grupo controlador”. Vaya, que los de Walgreens andan en otros asuntos.
Los cierres anunciados este mes en Estados Unidos evidencian que la cabeza del CEO global, Tim Wentworth, está en otro lado.
Fundada en 1917 por Jesús Benavides Guerra, Farmacias Benavides tiene mil 45 establecimientos que la ubican como una de las cinco cadenas más grandes en su rubro en México. Al menos hasta el siglo pasado ascendía rápidamente en el mercado nacional.
La fortuna de esa marca comenzó a deteriorarse a partir de 2002, cuando nació su asociación con Farmacias Ahumada, de Chile.
Durante los años siguientes se concentró en la modernización de la imagen de sus locales y en la optimización de su cadena de suministro. Para 2010, fue adquirida por Grupo Casa Saba y posteriormente, en 2014, por Alliance Boots, hoy parte de Walgreens Boots Alliance.
La situación de aparente debilidad en la que opera y la urgencia de su matriz extranjera por balancear las cuentas del corporativo pueden traer sorpresas.
El creciente mercado de consumidores de medicamentos en México y la deficiente atención de la salud por parte del Estado, convierten a Benavides en un objetivo interesante para Grupo FEMSA o para Walmart de México, que avanzan desde hace tiempo en el negocio. Para ellos, o para quien quiera aprovechar lo que significa atender a un México que envejece.