¿En estos días de revoluciones burocráticas, conviene pensar en opciones que se salen de lo ‘normal’?
Cualquier vecino con buenas calificaciones podrá ser juez. ¿Por qué no podría ser funcionario un individuo bien calificado nacido en otro país, si demuestra talento y amor por México?
En este mundo en el que los cerebros son el nuevo petróleo, es imperativo analizar lo que hacen otros para atraer talento.
Piensen en el caso de Dubái, un puerto del que sus padres no tenían ni idea. Ustedes lo conocen porque ese emirato asciende rápido económicamente. No sólo éste, sino los siete que conforman los Emiratos Árabes Unidos, país ubicado en un lejano desierto asiático.
¿Por qué avanzan tanto en lo económico? Hay varios factores, pero uno de ellos lo descubrí la semana pasada. Les tiene sin cuidado la nacionalidad del individuo, si está dispuesto a llevar su talento a esa nación, y rápido.
Conocí a Sean McHugh en Dubái. Él es un estadounidense responsable de proteger a consumidores e inversionistas en un mercado muy nuevo. El cargo no existe en México, pero es equivalente a un directivo en la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.
En el mercado de los criptoactivos y tokens, McHugh vigila el mantenimiento de la confianza, cuidando que todos se adhieran a las reglas. ¿Su cargo? “Senior Director of Market Assurance, en la Autoridad Regulatoria de Activos Virtuales de Dubái (VARA, en inglés)”.
¿Qué dirían nuestros diputados al enterarse de que un nuevo oficial relevante de Hacienda no nació en México, carga un historial de trabajar para Citadel Advisors y pasó más de 20 años en Goldman Sachs?
La aportación de McHugh no se limita a narrar experiencias de su país basado en su trayectoria, su tarea consiste en, basado en ésta, contenerse para regular cuando es debido, no antes de las innovaciones, para no detener las ideas que pueden detonar proyectos.
Como en el resto de los países, en México urgen ideas ahora que surgen convergencias.
¿Las notaron? Este mes coincidieron en un proyecto las empresarias y empresarios afiliados al CCE, con el equipo encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum.
Ambos suponen un futuro de manufactura involucrado con la producción de chips, semiconductores.
Sus deseos se cruzaron con la realidad de una apuesta recientemente anunciada:
La taiwanesa Foxconn instalará en México una planta ensambladora de servidores para Nvidia, la empresa más avanzada en este negocio, del mundo. La primera de varias o muchas en esta industria, idealmente.
¿La atracción de talentos gubernamentales con experiencia, como el de McHugh, podría llevar a los mexicanos a otra esfera? Digamos, para pasar de ensambladores de productos tecnológicos, a propietarios de ideas. Un escenario en el que emprendedores de todos lados construyan en México compañías globales y rentables basadas en la inteligencia artificial.
El beneficio no solo sería para ellos, sino también para quienes poseen negocios tradicionales, como los dueños de hoteles y restaurantes que se beneficiarían de exposiciones globales de tecnología, como la que albergó Dubái la semana pasada, llamada GITEX, que recibió a 200 mil personas de buen poder adquisitivo.
Paralelamente, mil 200 inversionistas acudieron a un evento atraído por las mismas razones. Expand North Star 2024 convocó a mil 800 startups de todo el mundo y fue promovida y patrocinada por la Cámara de Economía Digital de Dubái.
Es una estrategia magnética. Una vez en los UAE, todos son seducidos por un gobierno dispuesto a financiar ideas y vidas entregando desde 2021, 100 mil visas a inventoras e inventores, inversionistas y a especialistas en epidemiología y virología, IA, ingeniería genética o biotecnología.
En esta década, todos los países lucen obligados a atraer talento por el que México pelea hasta con gente que está del otro lado del mundo. El costo de no generarlo es el de pagar productos caros vendiendo cosas baratas. Los mexicanos pueden esquivar ese escenario.