Parteaguas

¿El ‘Club de Toby’ de Rocío Nahle?

Ninguno de los consejeros independientes de Pemex es de sexo femenino. Exxon cuenta con tres mujeres; BP tiene cinco y Shell, seis.

Evidentemente la secretaria de Energía pretende una situación mejor para Pemex, la empresa que preside.

Tiene todos los incentivos para hacerlo. Cuando joven, Rocío Nahle trabajó en la compañía, seguramente tiene vínculos sentimentales con la misma, además su jefe, el presidente Andrés Manuel López Obrador, espera que la petrolera mejore la situación económica de su gobierno y de los mexicanos.

El problema está en la evidencia: Pemex cada vez produce menos y pierde más. ¿Qué peso tiene en eso la composición del consejo de administración de Pemex? Al final, es la máxima autoridad en su operación.

Resulta desconcertante por principio, que Nahle sólo haya podido añadir a una mujer en ese grupo: la secretaria de Economía, Graciela Márquez, quien comparte mesa con Manuel Bartlett, por ejemplo. Ninguno de los consejeros independientes de Pemex es de sexo femenino. Exxon cuenta con tres mujeres; BP tiene cinco y Shell, seis.

En el cerebro estratégico de Pemex la diversidad de pensamiento parece asunto menor y eso se transmite a la capacidad de ese grupo de tener una mayor y mejor perspectiva del complicado mundo que tiene enfrente.

Los planes de la mayor empresa productiva del Estado se limitan a invertir todo a aumentar la extracción de crudo y a conseguir una mayor producción de gasolina. No lucen como ideas nuevas.

Tampoco es pública la intención de crear estrategias o tecnología propias en ánimo de reducir los costos de producción de petróleo.

¿Por qué sería más relevante hacerlo ahora que antes? Porque hay más competencia, tanto de otras fuentes de energía como del resto de las empresas que lo producen. Eso lo están viendo en BP, por ejemplo.

"(El mundo está en un) cambio a un sistema energético con menos carbono, están sucediendo dos cosas en términos de petróleo y gas. Uno es la creciente competencia entre combustibles", expuso la semana pasada el economista en jefe del grupo petrolero europeo, Spencer Dale en una conferencia con la que explicó el Panorama de la Energía 2020 que publicó la empresa.

"Puede verse esto de forma más natural para el gas, que compite de manera mucho más decisiva contra las energías renovables en el sector. En el petróleo vemos una competencia cada vez mayor en el transporte, donde ahora compite contra la electricidad y también el gas natural".

La tendencia parece continuar y eso impide que regresen los precios internacionales del crudo a su nivel de arranque de año, aun cortando la producción, como lo consiguió recientemente la OPEP.

Esta situación obviamente es más relevante en función del peso que el petróleo tenga para la economía o, como en el caso de México, para las finanzas públicas.

Pemex debe bajar sus costos, hacerse eficiente y ser rentable en un entorno mundial que le complicó más conseguir esa meta, pues todos los productores buscan lo mismo, apresuradamente:

"La demanda de petróleo en algunos escenarios se remonta a los niveles anteriores al Covid-19, pero no está creciendo de manera muy significativa. En otros, la demanda de petróleo comienza a contraerse", advirtió Dale, de BP.

Por eso la acción de esta empresa europea no se limita a ver lo que ocurre con el negocio del crudo, sino también en mercados que cobran forma rápidamente: la generación de energía con hidrógeno proveniente de gas y agua, y la recuperación de carbono para producir… plástico, por ejemplo. Eso lo explicaré aquí pronto.

Durante la administración peñista Pemex abandonó la inversión, ojalá que éste no sea el sexenio en el que la inversión se desperdició.

COLUMNAS ANTERIORES

La energía de Claudia
¿La Comer se ‘come’ a Soriana?

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.