Parteaguas

‘El PIB no es el destino’

Los mexicanos no pueden zafarse de la narrativa priista inyectada vía libros de texto anacrónicos que equiparan el crudo con algo más valioso que un simple mineral y deben enfrentar así la circunstancia de meter dinero a su Pemex en lugar de sacar dinero de ahí.

¿Para qué quiere sus empresas Carlos Slim? No hay respuestas simples aquí.

La más visible de todas contribuyó a que México diera un salto tremendo en el mundo la década que terminará este año. Lo más importante lo hicieron los mexicanos al poner a competir a Telmex y Telcel con la estadounidense AT&T, con Izzi o con Total Play, por medio del gobierno que se metió de árbitro.

En los hechos, la gente cada vez tiene más acceso a internet y en este ejemplo puede notarse el impacto de las empresas en la sociedad. Un impacto que no requiere de inversión gubernamental, sino que al contrario, le entrega ingresos.

El aumento en el acceso de la gente a la información y comunicaciones permitió que el país brincara 22.5 puntos en esa actividad desde 2011, empujando a México cuatro puntos en el Índice de Progreso Social (IPS) hasta este 2020.

Juzguen ustedes: "Desde 2011, el puntaje promedio ponderado por población ha mejorado en 3.61 puntos", de acuerdo con los autores. México avanzó por encima del promedio, con todo y la participación de gobiernos de tres partidos diferentes.

En esa medición se involucran instituciones como Harvard Business School, el MIT Sloan y empresas como Microsoft y Deloitte.

Urge destacar a los participantes porque el documento que reveló los resultados a 10 años del estudio, incluye una frase que alguien ha mencionado en el Palacio Nacional: "El PIB no es el destino". Implícitamente, compañías de esa dimensión avalan el juicio, aunque no dudan de que se trata de una herramienta.

En efecto, existen países enfocados en una exitosa estrategia de crecimiento y aún mejor de mercadotecnia, como Catar, que incluso espera un Mundial de FIFA para 2022 y presume un PIB per cápita superior al de Estados Unidos o Noruega, pero que con 70.58 puntos en el IPS resulta incapaz de superar a Mongolia, Surinam o Cuba, en materia de progreso social.

¿Qué califican con esta vara? La cobertura de necesidades humanas básicas, como agua y vivienda; fundamentos de bienestar, como acceso a la información y la salud; oportunidades como tolerancia, inclusión y educación.

México aparece en un grupo denominado 'nivel 3', en un total de seis. Su posición específica este año es 62, con 73.52 puntos; está detrás de Brasil y arriba de Ucrania… y de Rusia, que aparece en la posición 69.

La ubicación nacional en la lista no es para presumir, pero ayuda también a analizar seriamente: ¿está tan mal el México como se lo imaginan quienes mencionan frases como "pobre país"?

Definitivamente hay un punto flaco: la seguridad personal. Lejos de avanzar, el país bajó en ese rubro desde 2011. Sólo en cinco años medidos desde 2015, bajó dos puntos, particularmente por el ascenso en los homicidios.

Al final del Índice de Progreso Social aparecen Chad y Sudán del Sur.

¿Quiénes son los campeones? Noruega y Dinamarca.

A veces se antojan decisiones pragmáticas como las de los noruegos. Administran una eficiente empresa estatal petrolera como Equinor, que es sometida a la dura competencia contra empresas de otras partes del mundo en ese negocio, lo que ha conseguido que ese país estructure un enorme fondo de dinero con el que sus habitantes navegan con relativa tranquilidad incluso en etapas de tormenta como la generada por el Covid-19.

Los mexicanos no pueden zafarse de la narrativa priista inyectada vía libros de texto anacrónicos que equiparan el crudo con algo más valioso que un simple mineral y deben enfrentar así la circunstancia de meter dinero a su Pemex en lugar de sacar dinero de ahí.

¿El riesgo? Que los próximos 10 años no sean igual de positivos en términos de avance social, ante una pandemia que de acuerdo con el referido estudio, regresará a todo el mundo 10 años, justamente en progreso social.

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