Parteaguas

Lástima, Pemex

En México, lo que hay de dinero se usa para nuevos pozos o para una refinería. Lo ambiental no parece estar en la lista, y los niños pueden pagarlo caro.

Si quieren, no nos concentremos en el tema de las pérdidas que casi se duplicaron en 2019. Tampoco en la producción de crudo que con sorprendente ahínco busca el gobierno.

La verdadera lástima en Pemex no está solo en el tema financiero, que al final es solo asunto de humanos. Lo triste está en la emisión de un gas del que pocos saben, pero que calienta aceleradamente el planeta y que la petrolera nacional expulsa ahora de manera alarmante. Los niños pueden pagarlo caro.

Este producto se llama metano, uno de los dos principales componentes del gas natural enterrado junto con el petróleo durante siglos, pero que al extraer el crudo sale de su resguardo, para beneficio de las petroleras del mundo.

Cuando es introducido a motores que generan electricidad, se convierte en dinero para esas firmas y en bióxido de carbono para el ambiente, que es menos dañino. Cuando no hay dinero para construir lo necesario para llevarlo hasta centrales de CFE o para cuidar las fugas de cada complejo, se envía a la atmósfera. El metano la 'sella' y con ello acelera el calentamiento global.

Durante el primer año de operación de la empresa productiva del Estado bajo la batuta de Octavio Romero, el envío de gas hidrocarburo enviado a la atmósfera aumentó 70.3 por ciento. Pemex aceleró su contribución al calentamiento global.

El año pasado envió 178 millones de pies cúbicos diarios, en 2019 el número subió a 303 millones. Pemex además pierde dinero con eso, unos 700 mil dólares por día al valor del mercado del Henry Hub del año pasado, que tendría ese gas al ser vendido.

Aproximadamente 250 millones de dólares que pudo haber cobrado en 2019. Con todo y que está en barata.

El medio ambiente, la presión social que crece en su defensa y el dinero, son tres buenas razones que encuentran las petroleras internacionales, también contaminantes, para reducir sus emisiones de metano al ambiente.

Tomen el caso de la estadounidense Exxon Mobil. Esta empresa emitió un documento llamado 2020 Energy & Carbon Summary, Metrics and Targets.

"En este reporte, proveemos especificaciones sobre la mitigación de las emisiones de nuestras operaciones, incluyendo las metas para reducir emisiones y venteo de metano", expone una carta firmada por Darren Woods, líder de la gigante compañía. El reporte continúa con el tema.

"Desde que iniciamos nuestro programa voluntario hemos conducido cerca de 20 mil encuestas sobre fugas en más de 4.6 millones de componentes en 8700 sitios de producción.

"Como resultado de estas acciones nuestras fugas observadas y el nivel de emisiones bajó sustancialmente, desde 2016 hemos reducido las emisiones no convencionales de metano por cerca de 20 por ciento hasta 2018".

Con esto, la empresa espera concretar al final del año su meta de reducción de 15 por ciento en emisiones y 25 por ciento en el venteo de metano a la atmósfera.

Esta compañía no es la única en la tarea que también persiguen otras petroleras globales, todas están en una carrera en ánimo de cumplir con las metas del Acuerdo de París para 2030 que no detendrá el calentamiento global, sino que lo limitará a 1.5 grados. México firmó también el tratado.

Pero el combate a las emisiones es caro. Una inversión de Exxon lo ejemplifica.

Solo un estudio de campo en el Condado de Freestone Texas, requiere evaluación con drones, sensores montados en vehículos y otros fijos para informar de manera permanente sobre la mitigación en las operaciones.

En México, lo que hay de dinero se usa para nuevos pozos o para una refinería. Lo ambiental no parece estar en la lista.

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