Alberto Jones Tamayo sabe lo que es ver a la gente en México comprar dólares desesperadamente.
Hay un banco por el que fluyen buena parte de las transacciones verdaderamente grandes de intercambio de divisas y ese es JPMorgan, que adquirió al Chase.
Durante la crisis de 1995, Jones trabajaba para esa institución, en sus oficinas de la Ciudad de México y en ese año la gente se volcó por dólares que dieran estabilidad a su patrimonio. Jones vio de cerca una gran crisis.
Hoy, Jones, un graduado con honores por el ITAM, representa a Moody's en México, una agencia dedicada a calificar la calidad como pagadores que tienen gobiernos y empresas de todo el mundo. Esa agencia ha advertido en el pasado que Pemex tiene problemas serios. Avisó sobre eso mucho antes de la pandemia del coronavirus, luego de un puntual diagnóstico de quien hasta el año pasado seguía de cerca el asunto, Nymia Almeida, vicepresidenta de Moody's Investors Service.
Ella, graduada en Economía por la Universidad Gama Filho, en Río de Janeiro, destaca con frecuencia que Pemex, con una carga de más de 100 mil millones de dólares, es la petrolera más endeudada del mundo.
Exxon, por ejemplo, debe la mitad de ese monto y cerró 2019 con más de 10 mil millones de dólares en utilidades netas. La mexicana hasta el año pasado mostró pérdidas crecientes.
Este año Pemex obtiene aún menos ingresos. En febrero vendió apenas 676 mil barriles diarios de gasolina, 7 por ciento menos en volumen respecto al mismo mes del año pasado, en dinero recibió 5 por ciento menos.
En marzo empezaron los mexicanos a encerrarse y a dejar el auto en la cochera.
Es casi seguro que este mes que concluye Pemex reportará una caída peor en ventas de gasolina, su principal negocio a partir del desplome de Cantarell, yacimiento que dio vida al gobierno y a la corrupción durante décadas, gracias a la exportación de crudo.
Hace casi un mes, el 5 de marzo, Almeida dijo que no revisarían la calificación de Pemex durante el primer semestre. Pero dejó una ventana abierta en la misma declaración hecha a Bloomberg:
"Si no sucede nada importante, positivo o negativo, no volveremos a llevar a Pemex al comité para revisar la calificación antes de mediados de año".
Veamos lo que ha ocurrido desde el 5 de marzo cuando habló del tema: el tipo de cambio se movió 18 por ciento, de 19.84 a 23.54 pesos por dólar; la Bolsa cayó 22 por ciento, de acuerdo con su IPC y el petróleo perdió 53 por ciento de su valor. Parece que algo importante ha ocurrido. En abril la economía se detendrá casi totalmente.
Volvamos a Jones, quien resulta muy mesurado cuando se refiere al planteamiento económico del presidente Andrés Manuel López Obrador. No quiere seguramente un problema para México, pero parece que llega el momento de tomar una decisión en su empresa en torno a la calificación de Pemex. Eso puede desencadenar una gran crisis, desafortunadamente.