Parteaguas

¿Qué hizo Bartlett el lunes?

Bartlett siempre mostró animadversión a la inversión privada en infraestructura energética y ahora que está al frente de la CFE notó que hay proyectos de capital privado que casi duplicaron la cantidad de gasoductos en el país.

Bastó un día. El exgobernador de Puebla tuvo el talento necesario para poner en la agenda un serio problema que se asoma para México junto con la gasolina: nos estamos quedando sin gas.

La mayoría de los mexicanos crecieron conociendo el gas LP, pero difícilmente esa mayoría tiene idea de que hay otro gas, el gas natural, y que sin éste se quedarán sin luz. Aquí expuse antes información al respecto: https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/jonathan-ruiz/a-amlo-se-le-acaba-el-gas

El gas natural se llama así porque no viene de una refinería, sino directamente del suelo, al perforarlo. A veces, como en Veracruz, viene acompañado de petróleo, otras, como en Tamaulipas, sale sin este aceite. Los mexicanos producen cada vez menos, una cuarta parte menos que lo producido en 2012, de acuerdo con cifras de Pemex.

Es un problema grave. El gas natural mueve a naciones enteras y solo como ejemplo, es lo que le permite a Vladimir Putin mantener la relevancia de Rusia en el mundo. Sin Rusia, Europa se queda sin gas.

Manuel Bartlett es congruente. Siempre mostró animadversión a la inversión privada en infraestructura energética y ahora que está al frente de la CFE notó que existe una decena de proyectos de capital privado que casi duplicaron la cantidad de gasoductos en el país. No le gustaron. Para la eléctrica lucía como un negocio. Paga a terceros el trabajo de instalar gasoductos para comprar gas que al quemarlo transforma en electricidad para venderla, obteniendo una utilidad.

Fue un plan tejido por Enrique Ochoa Reza cuando dirigió la CFE antes de dirigir al PRI. Su intención fue sustituir el caro y sucio combustóleo que todavía utiliza la empresa, por gas natural que contamina menos.

El problema es que la administración del expresidente Enrique Peña Nieto abandonó indebidamente la inversión en pozos de gas natural nacional y la opción de Ochoa fue la de traerlo de la región que lo vende todavía al menor precio en el mundo: Estados Unidos. Para traerlo se necesitan justamente gasoductos como los que construyeron IEnova y TransCanada, entre otros.

El lunes, Manuel Bartlett dijo que revisarán los contratos, pues someten a la CFE a pagar pese a que la compañía aún no recibe el gas y dijo que es "una pesada carga actual". Esa narrativa suena lógica. Bajo ese concepto también suena razonable que de encontrar algo indebido, demanden judicialmente lo que corresponda a estas firmas.

El aviso que Bartlett hizo el lunes golpeó el precio de las acciones de IEnova, que bajaron desde los 76, a los 70 pesos en dos días, 8 por ciento en 48 horas. Su empresa madre, la californiana Sempra, cayó 3 por ciento.

Pero algo ocurrió entre lunes y martes, pues ayer su jefe, el presidente Andrés Manuel López Obrador, detuvo la cruzada del aguerrido exsecretario de Educación del gabinete presidencial de Carlos Salinas de Gortari.

"Hasta se pueden ahorrar los honorarios de los abogados porque no va a haber demandas. Además, todos estos casos se tienen que ir a tribunales del extranjero, están hasta en el Tratado de Libre Comercio. Se protegieron mucho las empresas", dijo el mandatario. Las empresas suelen protegerse así en países con un Estado de derecho débil en el que un gobierno puede deshacer todo lo que hizo el anterior, sea bueno o malo.

Aquí, lo que se ha dicho menos es que esos ductos aún no funcionan debido a que lugareños o agitadores foráneos detuvieron la operación de esos ductos, a veces destruyéndolos.

El problema de fondo, como siempre, fue el pobre Estado de derecho mexicano que no dio beneficios suficientes a los habitantes de la zona durante la instalación de la infraestructura y ahora es incapaz de proteger a los inversionistas, quienes deben recurrir a instancias internacionales. ¿Quiénes pierden? Quienes aspiren a un país justo y confiable.

COLUMNAS ANTERIORES

La energía de Claudia
¿La Comer se ‘come’ a Soriana?

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.