Parteaguas

¿Qué pasará ahora que los millennials controlan fondos con millones?

Emprendedores e inversionistas escucharon a figuras jóvenes y frescas como Morgan Simon y Alberto Gómez Obregón hablar de algo llamado 'impacto real'.

El horizonte puede lucir estremecedor. Un autoritarismo creciente, una violencia criminal expuesta, el calentamiento global aumentando la temperatura de México y del mundo… todos los caminos parecen conducir al pesimismo.

De pronto, como emergiendo del inframundo, aparecen enmarcados por un cenote figuras jóvenes y frescas: Morgan Simon… Alberto Gómez Obregón…

Ella es una entusiasta bailarina proveniente de Los Ángeles que presume de haber influido durante dos décadas en inversiones que suman 150 mil millones de dólares provenientes de fondos de capital privado. Fundó y encabeza Candide Group, una empresa de consultoría de inversiones que solo acepta nuevos clientes por invitación.

Él es un ingeniero por la Iberoamericana que trabajó para Citigroup y Carlyle hace tiempo y ahora define y cuida el portafolio de inversión de Acumen, un fondo de inversiones capitalizado por The Rockefeller Foundation, Cisco Systems Foundation y tres filántropos individuales.

El destino los puso esta noche de un cálido martes de febrero bajo los reflectores del anfiteatro de una hacienda llamada San Pedro Ochil, en lo profundo de la selva yucateca. Unos 500 individuos con perfiles de emprendedores e inversionistas les escuchan hablar de algo llamado "impacto real". Después de todo, el evento que les convocó en este arranque de 2020 es el Foro Latinoamericano de Inversión de Impacto.

Entre el público está Ynzo Van Zanten, el promotor de un "chocolate libre de esclavitud", porque en pleno siglo XXI, las principales marcas de productos derivados de cacao, aún dependen, dice, de cadenas de suministro que usan esa práctica laboral para aumentar sus ganancias. Su marca holandesa Tony's Chocolonely hace referencia a la "soledad" en la que practica una relación de proveeduría justa con sus proveedores.

Van Zaten Presume ya de contar con 19 por ciento del mercado de su país, por arriba del 16 por ciento que tiene Milka, por ejemplo.

Él está ahí por razones similares a las de Simon y Gómez Obregón, quienes defienden el discurso del final de un juego y el inicio de uno nuevo. El primero de esos juegos se acabó los recursos que comercializó durante décadas en una práctica que ya resulta insostenible, el segundo promete finalmente reivindicar a los inversionistas.

"Desde una perspectiva macro es imposible ignorar que si bien el sistema financiero ha permitido a ciertos sectores de la sociedad hacerse ricos a corto plazo, el crecimiento interminable fundamentado en el uso ilimitado de los recursos naturales, de la mano de obra barata infinita es, sencillamente insostenible. Ésa fue una gran estrategia durante uno o dos siglos, pero hasta las instituciones más conservadoras reconocen que esos tiempos se acabaron", expone Simon en su libro Impacto real, las nuevas economías del cambio social.

Además, advierte desde México en una corta conferencia, que se terminó también la era de los proyectos diseñados con la mejor intención en una oficina, al margen de los directamente impactados.

Instalar aerogeneradores en Oaxaca sin considerar el enriquecimiento como socios de los pobladores locales, fue un error que las empresas promotoras terminaron pagando, señala la consultora californiana: "Nothing about us without us" o... "Nada que tenga que ver con nosotros, sin estar nosotros", repite ella como mantra en defensa de las comunidades más indefensas.

Aparte, está Acumen: "Nuestra visión es un mundo basado en la dignidad, donde cada ser humano tiene la misma oportunidad. En lugar de regalar la filantropía, la invertimos en empresas y creadores de cambios", difunde la compañía como su misión.

Gómez Obregón, quien revisa los proyectos en los que invierte Acumen, tiene una lista de requisitos. Estos y algunos posibles ejemplos, los revisaremos aquí mañana.

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