De aquí al 28 de noviembre. Ese día celebran su fiesta religiosa más importante los estadounidenses y se van de descanso.
El límite de ese día también podría definir la economía durante la presidencia de Andrés Manuel López Obrador.
De acuerdo con lo escrito por el Mandatario en su más reciente libro, "Hacia una Economía Moral", este país navega en la lógica de "el posneoliberalismo mexicano" que tiene dos motores principales: una creciente producción petrolera de Pemex y las posibles inversiones que lleguen con las reglas del nuevo tratado comercial de Norteamérica, el T-MEC.
La primera aún hay que esperarla y el segundo no opera porque no ratifican los legisladores demócratas de Estados Unidos. Las oportunidades para que ustedes tengan mejores oportunidades de empleo o de negocio, cuelgan de ese trámite que anoche continuaba.
El mayor experto mexicano en la redacción de ese tratado advierte que de no aprobarse antes del Día de Acción de Gracias este jueves, a esa fiesta anual seguirá la lucha política por la reelección de Donald Trump en 2020 y ese documento recibiría atención hasta 2021.
Ese experto es Kenneth Smith Ramos, exjefe de la Negociación Técnica para TLCAN, quien estuvo en el equipo de la Secretaría de Economía que plantó cara a un presidente Donald Trump que quiso parar relaciones comerciales. Smith Ramos terminó sacando el T-MEC. El miércoles planteó a especialistas aduaneros tres posibles escenarios:
Uno. La continuidad de la incertidumbre actual si no ratifican el T-MEC. Esa que abona a un tipo de cambio que se acerca a los 20 pesos por dólar.
Dos. La aprobación que desea AMLO y que sí podría detonar inversiones.
Y tres, el ocaso: Que los Demócratas comandados por Nancy Pelosi decidan abrir otra vez el tratado para cambiar su texto. ¿Para qué? para dar cabida a peculiares peticiones:
¿Imaginan que los mexicanos vayan allá a vigilar la imposición de reglas a trabajadores en ese país? los estadounidenses sí, en sentido contrario, de acuerdo con declaraciones de la legisladora luego de una reunión esta semana con el líder de la AFLCIO, Richard Trumka.
Eso implicaría la apertura del texto ya acordado por los gobiernos de López Obrador, Trump y Justin Trudeau. Una vez abierto, Canadá podría pedir ajustes en lo concerniente al intercambio agrícola, México respecto de los porcentajes de integración regional en cada coche producido en Norteamérica... adiós acuerdo.
Smith Ramos advirtió así de un riesgo inminente muy grande de estancamiento a agentes aduanales y representantes de ciudades como Laredo, Texas, la pacífica ciudad colindante con el revuelto Tamaulipas, por donde pasa la mayor cantidad de mercancía que envían los mexicanos hacia el norte, todos reunidos por el Cencomex, (Centro Nacional para la Competitividad del Comercio Exterior) y la revista Estrategia Aduanera.
Posibles ajustes dejarían el T-MEC en el Limbo justamente cuando parecía que se aproximaba su aprobación:
"Una vez que las negociaciones entre el representante Comercial de Estados Unidos y los Demócratas concluyan --probablemente antes del Día de Acción de Gracias-- creemos que habrá incentivos para la oposición para apoyar el T-MEC", comunicó a sus clientes el viernes el mayor banco estadounidense JP Morgan.
Una próxima ratificación del T-MEC y una producción de petróleo en 2 millones de barriles de barriles diarios es el escenario más esperado y viable, lo que dejaría la economía de México lejos de un crecimiento del 4 por ciento anual, pero en una relativa normalidad económica, con la que el presidente parece acomodarse:
"Todo lo expuesto en este libro tiene como punto central la convicción de que el quehacer nacional en su conjunto --el económico, el político, el social, el cultural-- no debe ser orientado a alcanzar a otros países; a multiplicar de manera irracional y acrítica la producción, la distribución y el consumo; a embellecer los indicadores; ni mucho menos a concentrar la riqueza en unas cuantas manos, sino al bienestar de la población".
Todo lo expuesto espera un T-MEC y más petróleo.