Parteaguas

Sobre las cuentas de Pemex que nos mostraron el viernes

El informe de Pemex a junio exhibe tendencias críticas, como la caída en la producción de crudo ligero.

La historia que merecen los dueños de Pemex, ustedes, es la de que con la salida de los "corruptos" la inversión en petróleo aumentó y que el ataque a los "huachicoleros" permitió recuperar más combustibles que a la empresa sirvieron para aumentar sus ventas.

Los datos aportados por la petrolera la semana pasada revelan que aún no hay señales hacia esa mejor circunstancia. Prevalece el mensaje de buenas intenciones.

Todavía no hay resultados positivos que muestren un camino para detener la tendencia del negocio que dejó en la compañía la administración del presidente Enrique Peña Nieto.

En el primer semestre de este 2019 las ventas cayeron, tanto de crudo como de combustibles y los nuevos directivos de Pemex culparon a los precios del mercado internacional. Como estos bajaron, las ventas cayeron. Eso es comprensible.

¿Qué puede cambiar ese escenario? Aumentar el volumen de crudo, gasolinas y gas natural que vende Pemex. La idea es usar bien el dinero que antes era mal administrado. No ocurre todavía.

Los medios se concentraron en un indicador: las pérdidas de Pemex cayeron a la mitad.

Eso es bueno, pero un análisis serio contemplaría que la mejora es resultado principalmente del ajuste en el tipo de cambio:

"Se registró un beneficio por utilidad cambiaria de 22 mil 400 millones de pesos en el segundo trimestre de 2019, comparado con una pérdida cambiaria de 118 mil 300 millones de pesos en el segundo trimestre de 2018. Esta utilidad se originó dada la apreciación del peso mexicano frente al dólar estadounidense en el periodo", expuso la petrolera en su reporte.

Eso fue un ajuste gigante que influyó en el reporte al segundo trimestre.

El año pasado el dólar se fue a 21 pesos en la víspera de las elecciones políticas que anunciaban incertidumbre. Este año, el extraordinario trabajo del Banco de México para contener la depreciación de la moneda sirve todavía de escudo.

El informe de Pemex a junio exhibe tendencias críticas. Ejemplo: la caída en la producción de crudo ligero "debido principalmente al avance del contacto agua-aceite en la asignación Xanab". Los campos que sí aumentaron producción repusieron apenas la mitad de la que perdió aquél.

También la preocupante baja continua en la producción de gas natural, que además de explicarse por la declinación en campos maduros, ahora es también voluntaria: "La razón es que en los Bloques Norte se destinaron más recursos para campos productores de aceite", divulgó Pemex en torno a la baja en el gas natural húmedo, el más valioso, pues contiene químicos como el etano, indispensable para el negocio petroquímico que en teoría abrirá oportunidades para inversionistas privados, luego de que el presidente Andrés Manuel López Obrador se reunió con líderes empresariales la semana pasada.

Los líderes de la petrolera explican que los 20 campos petroleros en los que trabajarán este año revertirán la caída general en la producción. Incluso reportaron un muy buen junio en ese propósito.

Para no basarse sólo en intenciones hay que ver números. En junio detuvieron la caída en la producción de crudo. Eso es prometedor, pero deben apurarse.

Apenas tramitaron los permisos para seis de esos 20 campos ante la Comisión Nacional de Hidrocarburos y de los 9 mil millones de dólares que deben ya invertir en esa actividad, apenas aplicaron mil 600 millones, reconocieron ante analistas el viernes.

Llegó la hora de lo que tanto tiempo buscó López Obrador. Si quiere un Pemex fuerte debe apurarse o resignarse a que la realidad de una empresa decadente gane terreno.

Director general de Proyectos Especiales y Ediciones Regionales de El Financiero.

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