El lunes, la Suprema Corte de Justicia de México invalidó el intento del gobierno de alterar el marco electoral de la nación, reafirmando así la validez de la separación de poderes en una democracia. Se demostró que no importa cuánto poder tenga un hombre, tiene que ajustarse a las reglas aprobadas por la sociedad a través de su Constitución.
El martes, en Estados Unidos, el expresidente Donald Trump fue encontrado culpable por un jurado de Nueva York, de asaltar sexualmente a la señora E. Jean Carroll hace 20 años, en una tienda departamental de la ciudad. Trump no se presentó a su propio juicio, que es de carácter civil, y no criminal. Pero el veredicto demuestra que también allá la separación de poderes funciona, el Poder Judicial trató a un hombre enormemente poderoso igual que a cualquier otro ciudadano.
Aparentemente, el castillo de naipes de Donald Trump empieza a derrumbarse. Este es el primero, y el menos grave, de los procesos que enfrenta, aunque tendrá que pagar 5 millones de dólares a Carroll por daños y perjuicios, por daños a su reputación y demás afectaciones a su persona. El siguiente caso, cuyo comienzo es inminente, es el de la procuradora estatal de Nueva York, y este caso, aunque también civil, le costará considerablemente más dinero. En este, está acusado de fraude fiscal y otros delitos. Ya ha habido varias deposiciones (declaraciones grabadas de testigos en el caso, incluyendo a Trump), y las prácticas contables de Trump, desde hace 40 años, han sido altamente irregulares. Probablemente, acabará vetado de hacer negocios en el estado de Nueva York.
Y luego vendrán los buenos, en los que Trump es vulnerable criminalmente, y de ser encontrado culpable, podría acabar en la cárcel. El que parece más cercano es el del condado de Fulton, en Georgia, donde Trump está acusado de intervenir ilegalmente para alterar el resultado de la elección presidencial de 2020. En este caso, la fiscal Fani T. Willis ha investigado intensamente y presentó, con todo y testigos, entre ellos a Rudi Giuliani, los resultados ante un gran jurado especial. Ahora, Willis ha dicho que es inminente la decisión de presentar cargos formales contra varios de los involucrados en la conspiración.
Los procesos más importantes que enfrenta Trump están en manos del fiscal especial Jack Smith, quien está trabajando a marchas forzadas. Son dos: el caso de los documentos clasificados que Trump guardó en su casa de Mar-a-Lago en Florida, y la conspiración para ocultarlos. Esos documentos son propiedad de la nación, y es un delito tenerlos almacenados en un lugar desprotegido. En este asunto, todos los indicios conocidos hasta ahora apuntan a otro veredicto de culpable. Es de notar que por este delito van a la cárcel docenas de funcionarios públicos, tanto demócratas como republicanos.
La joya de la corona es el caso de la insurrección del 6 de enero de 2021, en donde hubo un intento real de anular una elección debidamente certificada por los gobiernos de los 51 estados. Este delito, el de sedición, ya tiene en la cárcel a los operadores principales de la organización del asalto al capitolio, los líderes y varios soldados de los llamados Proud Boys y los Oathkeepers. Estas organizaciones de derecha radical, neonazis y supremacistas blancos, junto con otras, fueron el músculo del ataque a la sede del Poder Legislativo.
Pero faltan los autores intelectuales, y hay muchos, aunque Trump, con su discurso previo al ataque, y su negativa a llamar a detener la violencia desatada, es el más visible.
Y en medio de toda esta trama legal, Trump seguirá siendo candidato. Si los ciudadanos estadounidenses deciden regresarle el poder a Trump, un asaltante sexual convicto, un defraudador consuetudinario y un aspirante a dictador, me rindo.