Opinión Jorge Berry

Biden y Warren, en picada

Las elecciones primarias en New Hampshire, en Estados Unidos, arrojaron algunas sorpresas, y no pocos temas a meditar.

Las elecciones primarias en New Hampshire, en Estados Unidos, arrojaron algunas sorpresas, y no pocos temas a meditar. Tal vez lo más importante para los demócratas fue regresar a la normalidad después del desastre de Iowa, donde las dudas acerca del funcionamiento del proceso hicieron imposible determinar un claro ganador entre los precandidatos. Lo más que se pudo decir, es que tanto Bernie Sanders, como Pete Buttigieg lograron hacer el uno-dos.

En New Hampshire, esta sorpresiva tendencia se confirmó, ahora sí con la certeza de que el proceso fue impecable. Pero antes de hablar de los ganadores, habrá que comentar la estrepitosa caída de quienes, durante meses, figuraron como los favoritos: Joe Biden y Elizabeth Warren.

El ex vice presidente Biden terminó Iowa en cuarto lugar y New Hampshire en quinto. Y claro, habrá que reconocer que desde que comenzó su campaña, sus apariciones han sido desiguales, y su participación en los debates poco brillante. Eso parecía no importar mucho a los votantes, que lo mantuvieron con una cómoda ventaja en las encuestas. Su blindaje parecía basarse en la creencia generalizada que Biden era la mejor carta demócrata para vencer a Donald Trump en las elecciones de noviembre. Esa magia parece haber terminado.

No está claro el motivo principal de la caída de Biden. Su avanzada edad choca contra la aspiración de un cambio generacional en el partido. También es posible que el consistente golpeteo que se llevó su imagen durante el juicio de destitución del presidente Trump haya hecho reconsiderar a los votantes si en realidad Biden sigue siendo la mejor opción para vencerlo. En cualquier caso, su derrumbe es clarísimo y su futuro incierto. Si no logra revertir la caída en estados con poblaciones más diversas, podría no sobrevivir las próximas dos primarias, que son en Nevada el 22 de febrero y en Carolina del Sur, el 29. (Recuerden que es año bisiesto).

Elizabeth Warren no parece ya tener manera de ganar la nominación. Disputó a Bernie Sanders la extrema izquierda del partido, y acabó siendo víctima de los acomodos ideológicos que se vio obligada a aceptar. La mató su incapacidad de explicar cómo pensaba pagar el altísimo costo de un seguro médico universal. Nunca cuadraron los números.

En New Hampshire, de nuevo, Sanders y Buttigieg hicieron el uno-dos, con la inesperada aparición de Amy Klobuchar en tercer lugar, muy arriba de Biden y Warren.

Este escenario es el ideal para Michael Bloomberg, el exalcalde de Nueva York (y asociado con El Financiero), puesto que le permitirá arrancar su campaña el supermartes, esta vez el 3 de marzo.

Ese día hay elecciones primarias en Alabama, Arkansas, California, Colorado, Maine, Massachusetts, Minnesota, Carolina del Norte, Oklahoma, Tennessee, Texas, Utah, Vermont y Virginia, además de los demócratas en el extranjero. Ese día hay mil 357 delegados a la convención nacional en juego, y una mala tarde en el supermartes termina con cualquier aspiración presidencial.

La ventaja

Bloomberg llega con la ventaja de no haber competido contra los demás precandidatos. No ha participado en debates ni en primarias hasta ahora. Pero es el precandidato que más ha gastado en publicidad, y el objetivo de sus ataques, muy certeros por cierto, es Donald Trump. Los demócratas cambiaron ya las reglas para que Bloomberg participe en debates futuros, y será interesante verlo ensayar estrategias para enfrentar a Trump, en el caso que ganara la candidatura.

No puedo dejar de mencionar el más reciente asalto trumpiano al Estado de derecho. El Departamento de Justicia de William Barr ordenó un cambio de recomendación de sentencia en el caso del socio de Trump Roger Stone, para reducirle una posible pena de nueve años de prisión por intimidar testigos. La orden provocó la renuncia de los cuatro fiscales que llevaban el caso. La independencia de la procuración de justicia, está en entredicho.

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