Jorge Berry

Los aranceles (II)

Por el momento no está en el horizonte presidencial dar marcha atrás a los aranceles a productos mexicanos, pero hay otras vías que se pueden mover para revertir su imposición.

Escribo estas líneas antes de que se produzca la reunión en Washington entre Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores de México, y Mike Pompeo, secretario de Estado de Estados Unidos. Ebrard parece tener grandes esperanzas en lograr avances. Hasta le llamó "cumbre", que no lo es, porque no involucra a jefes de Estado. Me parece que su optimismo es exagerado. Donald Trump fue muy claro en su tuit, enviado el viernes. Parafraseándolo, esto escribió: "Viene una delegación mexicana a hablar de los aranceles. Llevan 25 años hablando, pero no hacen nada. Se requieren acciones."

Esto me dice que ni Pompeo, ni Kushner, ni nadie más que Trump mismo tiene la autoridad para modificar la postura del gobierno en cuanto a la aplicación de aranceles, y dar marcha atrás no está, por el momento, en el horizonte presidencial. Así que creo que debemos resignarnos a que el lunes próximo los aranceles entrarán en vigor. Ojalá me equivoque, y Ebrard sorprenda a todos con una maniobra diplomática salvadora, pero él tampoco tiene mucho espacio negociador, dado que las exigencias de Trump son imposibles de cumplir.

Independientemente de que la reunión entre Ebrard y Pompeo arroje resultados tangibles, hay otras vías que se pueden mover en los próximos días para revertir la imposición de aranceles a todos los productos mexicanos que ingresen a EU. Son menos llamativas, pero acaso más eficientes.

Como bien apuntaba nuestro director Enrique Quintana en sus 'Coordenadas' del martes, todos los elementos de la relación con México serán vistos por Donald Trump a través de la óptica electoral, de aquí a noviembre de 2020. Y Trump estará dispuesto a llegar a los extremos más descabellados para reelegirse, dado que está en juego hasta su libertad personal. Y aquí los republicanos del Senado jugarán un papel fundamental. Se habló esta semana de una posible 'rebelión' de senadores, por dos motivos: 1) Pone en duda la prerrogativa del Congreso, que lo faculta a decidir en materia arancelaria. Trump está invocando una emergencia nacional en la frontera para imponer aranceles, y esa es una forma de tratar de pasar por encima de la autoridad del Congreso. 2) Dadas las posiciones en el Senado que estarán en juego en 2020, el impacto económico en zonas republicanas vulnerables hace peligrar el futuro control del Senado por el partido republicano.

Una 'rebelión' abierta y pública de los senadores, no se producirá. Pero como en otros temas donde hay diferencias entre el Ejecutivo y su bancada en el Senado, hay senadores que pueden hacer entender a Trump que los aranceles son una mala idea, y que es mejor buscar una salida política antes de que los demócratas conviertan en tema de campaña el impacto económico que sufrirá EU.

Es aquí donde la diplomacia mexicana parece no entender las condiciones políticas actuales de Estados Unidos. El canciller Ebrard se reunió el martes con Nancy Pelosi, la líder de la Cámara de Representantes. Si lo que discutieron fue el tránsito del T-MEC por el Congreso, está bien. Pero Pelosi en nada puede influir con los aranceles. Ebrard debería estar buscando a los republicanos que se oponen a los aranceles, y hay muchos. Habría que ver si su incondicional e innecesario apoyo a la campaña de Hillary Clinton en 2016 afecta ahora su interlocución con los republicanos.

Finalmente, está la vía jurídica. Diversos actores, públicos y privados, estudian la posibilidad de presentar una demanda para que un juez detenga los aranceles con una suspensión provisional. Esto puede ocurrir en cualquier momento.

Es inminente, pues, que el lunes entren en vigor los aranceles, aunque aplicarlos será un dolor de cabeza administrativo. Los esfuerzos de México, y de quienes se oponen a esta medida, tienen 20 días para actuar. Si entra en vigor la segunda fase el 1 de julio, quedará poco por hacer.

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