Opinión Jorge Berry

Los arranques de Trump

La terrible cadena comenzó hace 18 meses, cuando Trump decidió acabar con todo vestigio de la administración de su predecesor Barak Obama.

Lo sorprendente de la crisis en la que se ve envuelto Estados Unidos es que no haya ocurrido antes. Donald J. Trump, el mercurial presidente, en uno de sus típicos arranques, ordenó la muerte del general Qassem Soleimani, arquitecto de las alianzas militares iraníes en el extranjero, y cabeza de sus fuerzas especiales. También, probable futuro presidente de Irán.

La terrible cadena comenzó hace 18 meses, cuando Trump, decidido a acabar con todo vestigio de la administración de su predecesor Barak Obama, abandonó unilateralmente el pacto nuclear que su país tenía firmado, junto con otros países europeos, para impedir que Irán se convirtiera en poseedora de armas nucleares. Una decisión tomada con el estómago, y no con la cabeza, que no contempló las consecuencias. Arranque 1.

¿El pacto era perfecto? No. ¿Servía para mantener a raya a los Ayatollahs y distender los conflictos en Medio Oriente? Sí. Pero todo eso se vino abajo, y culmina con el abandono definitivo de Irán de cualquier compromiso, arrojando al mundo a otra espiral armamentista.

Sin pacto, las sanciones económicas de EU sobre Irán se reactivaron, y pusieron a la economía iraní contra la pared, provocando inestabilidad interna y manifestaciones antigubernamentales. Irán trató de hacer presión sobre EU, enseñando músculo bélico. Lo hizo deteniendo cargueros en el golfo de Hormuz, luego derribó un dron no tripulado y finalmente sus aliados bombardearon instalaciones petroleras en Arabia Saudita. La gota que derramó el vaso fue un ataque en territorio de Irak, hace unos días, en el que murió un contratista estadounidense. Esto produjo el arranque 2.

El presidente Trump reposaba de hacer poco, aparte de tuitear y jugar golf, en Mar-a-Lago, su club en la Florida, cuando algún asesor le informó que los servicios de inteligencia tenían detectada la presencia del general Soleimani cerca del aeropuerto de Baghdad. Casi puedo asegurar que Trump no tenía idea quién era Soleimani. Le deben haber dado la información más superficial sobre el general, con la sugerencia de que eliminarlo sería una buena respuesta a la muerte del contratista. "Adelante, muchachos. Dénle en su madre", o algo parecido fue su respuesta, porque así opera. Sin considerar consecuencias. Sin informarse de las condiciones en el campo de batalla, ya no digamos de la situación geopolítica. Sin preocuparse por la legalidad de su orden. Sin avisarle ni a sus aliados ni al Congreso.

Es claro que la muerte del contratista tenía que recibir respuesta. También lo es que Soleimani no era un, digamos, humanista. El general fue responsable de la muerte de cientos, sino es que miles de personas. Pero no se puede andar asesinando a funcionarios de gobiernos extranjeros, y esperar que no pase nada. Si Trump iba a tomar una medida tan radical, tenía que haber pensado en la seguridad de sus diplomáticos y sus militares, y no solo en Baghdad, sino en el mundo entero.

El gobierno de Irán usará a Soleimani como mártir. El asesinato ya unificó en buena medida al país, y la oposición tendrá que bajar el perfil y esperar a que haya mejores condiciones para expresarse, porque hacerlo hoy les puede costar la vida. Habrá luto de tres días en Irán por la muerte de Soleimani, y después, quién sabe cuándo ni dónde, vendrá la respuesta. Oficiales iraníes hablan de blancos militares, pero también dicen que sus aliados son capaces de cualquier cosa, y de eso ya no se hacen responsables. Entre sus aliados está Hamas y Hezbollah, así que hay alerta en Israel.

Mientras, en Washington, crecen las críticas a la intempestiva decisión presidencial. Mike Pompeo, el secretario de Estado, salió ayer en los noticieros matutinos a decir que se tomó la decisión porque había "peligro inminente" de un ataque contra estadounidenses, pero no presentó ninguna evidencia para confirmarlo.

Contrario a lo que pensaban en la campaña de Trump, la estrategia de buscar un enemigo externo para ayudar con la reelección, no le está funcionando. Pero si lo hizo para quitar la atención del proceso de destitución en su contra, es verdaderamente criminal. Desde el punto de vista de Estados Unidos, el presidente incrementó la inseguridad para todos los estadounidenses buscando un beneficio personal. Es, precisamente, de lo que está acusado en el Congreso.

PD. De última hora, el Congreso de Irak anunció la decisión de expulsar de su territorio a las fuerzas armadas de Estados Unidos. Mientras, vía tuit, Trump informó a su Congreso que no requiere de consulta alguna para responder a cualquier agresión iraní. Las cosas se ponen verdaderamente peligrosas.

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