Jorge Berry

Los votantes

Trump encontró la llave para estimular las tendencias racistas y aislacionistas de los estadounidenses, y usarlas como plataforma para acceder al poder, por el poder mismo.

El resultado de la elección presidencial de Estados Unidos es ya lo de menos. Al momento de escribir estas líneas, aún no había certeza sobre el ganador, porque los votos en Michigan, Wisconsin y Pennsylvania, por diversas barreras legales, no terminaban de contarse. Es todavía posible, quizá probable, que Joe Biden dé la sorpresa y se levante con el triunfo.

En cualquier caso, la mitad del país consideró que Donald John Trump mereció la reelección.

Donald Trump, el que pone a los niños migrantes en jaulas.

Donald Trump, el que usa al gobierno para perseguir a sus enemigos.

Donald Trump, el responsable de 250 mil muertes por Covid, más las que se acumulen.

Donald Trump, el misógino que manosea a las mujeres.

Donald Trump, el enemigo del medioambiente.

Donald Trump, el admirador de los dictadores.

Donald Trump, el delincuente de cuello blanco que no paga impuestos, que engaña a sus clientes y proveedores, que se aprovecha de quien se deje.

Donald Trump, el que piensa que los militares caídos en batalla son tontos e inocentes, unos perdedores.

Donald Trump, el enemigo de la ciencia, de los especialistas, de los expertos y de los burócratas de carrera.

Donald Trump, el enemigo de la educación, la preparación y la tecnología.

Donald Trump, el patán, el ugly american, el racista xenófobo.

Donald Trump, el que hace trampa en el golf.

¿En serio, gabachos? ¿Dónde quedó esa decencia que uno suponía existía en el pueblo estadounidense? Mi padre y mi abuelo, ambos nacidos en Estados Unidos, tenían un sólido compás moral que, con todo y los defectos de cada uno, los hacía básicamente buenas personas. Lo mismo mis tíos y mis primos, casi todos miembros de las fuerzas armadas, con un orgullo inquebrantable de su país, y con la certeza de que siempre, porque esto se inculca en el sistema educativo de Estados Unidos, en el que cursé la primaria, hay que hacer the right thing.

A Donald Trump le importa un rábano hacer the right thing. A él sólo le importa lo que lo beneficia directamente, y si no, no le sirve. Nada de visiones altruistas del país, nada de estimular la democracia en el mundo, nada de ayudar a otros sin beneficio. Piensa que Roosevelt, Kennedy, Clinton y Obama fueron tontos por no haber exprimido el sistema. Su concepto de 'ética' es el mismo que el de astrofísica. No las conoce, no le interesan y, por ello, no sirven.

Trump es una mala persona, y quienes votaron por él, lo hicieron sabiendo que es una mala persona. ¿Por qué?

Mucho se analizará y escribirá sobre las razones. Por lo pronto, todos sabemos que entre las características históricas de Estados Unidos está el racismo, ocasionado por la esclavitud. También, la tendencia a aislarse del mundo. Son rasgos que permanecieron dormidos durante décadas, gracias a líderes preocupados por servir a su país, y un poco deslumbrados por el masivo poder que conlleva el puesto.

Trump encontró la llave para estimular esas tendencias, y usarlas como plataforma para acceder al poder, por el poder mismo. Un poder sin fronteras. Un poder absoluto. Si termina ganando, habrá que empezar a analizar cómo será la campaña de Ivanka, o de Don Jr. para 2024.

No sé si Estados Unidos, y el mundo, aguanten otros cuatro años de esta pesadilla, si es que este hombre permanece en la Casa Blanca.

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