Jorge Berry

Recompensa

La GRU, el brazo de la inteligencia militar de Rusia, estaba ofreciendo recompensas en efectivo a los talibanes en Afganistán, por cada soldado estadounidense muerto.

El informe de inteligencia original llegó a la Casa Blanca en Washington desde marzo de 2019, hace más de un año. Había indicios de que la GRU, el brazo de la inteligencia militar de Rusia, estaba ofreciendo recompensas en efectivo a los talibanes en Afganistán, por cada soldado estadounidense muerto. Lo mismo con los soldados británicos.

La información obtenida provocó reuniones al más alto nivel de los responsables de seguridad nacional en Estados Unidos. Determinaron que los datos obtenidos tenían la credibilidad suficiente como para informar a sus contrapartes británicas, y así lo hicieron. Por ello, los británicos tomaron medidas de seguridad más estrictas en las posiciones que guardan. Estados Unidos, en cambio, no hizo nada.

El tema explotó el viernes, con el primer artículo del New York Times que difundió la existencia de las recompensas, y la inexplicable inacción de Estados Unidos.

Lo primero que hizo la Casa Blanca fue asegurar que el presidente Donald Trump nunca fue informado de la situación. Esta afirmación se derrumbó rápidamente, aunque la administración la sigue sosteniendo. La secretaria de prensa Kayleigh McEnany dijo que el presidente era el hombre mejor informado del mundo, aunque es del dominio público su nula afición por la lectura. Pero aun suponiendo que Trump no hubiera leído el reporte de inteligencia, la importancia de la información hace pensar que alguno de sus colaboradores en el extenso aparato de seguridad nacional se hubiera asegurado de que el presidente estuviera enterado… a menos que, ante la inminente posibilidad de que le soltara toda la sopa a Vladimir Putin, presidente de Rusia, prefirieron mantenerlo callado.

El tema ya creció demasiado. Apenas ayer, Trump, ya harto de los ataques a su manejo de la noticia, en vez de llamar a cuentas a los rusos, culpó a la prensa de fabricar la información. Esto es absurdo. La CIA podrá ser todo lo siniestra que usted quiera, pero saben hacer su trabajo. Ya tienen los detalles de las transferencias bancarias de las cuentas de la GRU a intermediarios que, a su vez, depositan a los talibanes. Y están ya cerca de trazar una línea directa de la muerte de tres marinos en Afganistán a los pagos rusos.

La pandemia

Para Trump, esto llega en un pésimo momento. Su respuesta ante la pandemia ha sido desastrosa, y le ha costado puntos de popularidad. Su desventaja en las encuestas es cada vez más amplia y, poco a poco, los republicanos del Congreso empiezan a buscar distanciarse de Trump. Ya casi todos los legisladores republicanos están usando cubrebocas, mientras Trump, muy al estilo López-Gatell, sigue neceando con no usarla, al tiempo que los contagios vuelven a tomar fuerza en muchas zonas del país.

Lo que parecía impensable hace seis meses, ya está ocurriendo: los demócratas ya son favoritos para obtener la mayoría en ambas cámaras del Congreso. Trump, para cortejar a su base dura, ha movido al Partido Republicano a la extrema derecha, al punto de perder apoyo de organizaciones tradicionalmente seguras, como el proyecto Lincoln, que está subiendo comerciales devastadores contra el presidente, bajo el lema "Republicanos contra Trump."

Trump parece perder interés en su futuro político, y algunos especulan que, ante una derrota casi segura, y el legendario desprecio trumpiano a los vencidos, podría buscar un arreglo para dejar la presidencia antes de tiempo, mientras le garanticen que no será perseguido por la justicia al dejar el poder. Ya veremos, pero la realidad es que el daño ya está hecho.

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