Juan Antonio Garcia Villa

Una decisión trascendente y difícil espera mañana al PAN

Si la propuesta de que Acción Nacional vaya en 2021 en alianza con el PRI se llega a presentar mañana, la deliberación habrá de ser razonada y prudente.

Mañana sábado el Consejo Nacional del PAN, integrado por poco menos de 400 miembros, habrá de tomar una ardua y a la vez trascendente decisión. Quizá la más difícil, hasta ahora, en la historia de la organización, cuya trayectoria en la vida pública de México supera las ocho décadas

En el respectivo orden del día de la sesión del Consejo Nacional panista, el punto donde se habrá de tomar la determinación reza así: "Análisis, discusión y en su caso, autorización al Comité Ejecutivo Nacional a suscribir convenios de asociación electoral con otros partidos políticos en el proceso electoral federal 2020-2021".

No es la primera vez que un asunto como el arriba mencionado aparece en las deliberaciones del Consejo Nacional panista –o en el pasado de una convención–, desde que la figura de las coaliciones se incorporó al derecho electoral mexicano, hace poco más de tres décadas, y aquéllas se volvieron una práctica más o menos generalizada en nuestro contemporáneo sistema político.

Al menos un par de veces en elecciones federales y en numerosísimas ocasiones en comicios locales, Acción Nacional ha resuelto ir en coalición con prácticamente casi todos los partidos políticos mexicanos. Excepto uno: el que por definición histórica es su irreconciliable rival de siempre. Por sus siglas hoy se conoce como PRI.

Aparentemente a instancias e insistencia de un buen número de agrupaciones cívicas y sociales, así como de algunas voces internas, es posible –se puede decir casi un hecho– que mañana el Consejo Nacional panista reciba la propuesta de deliberar y resolver en torno a una alianza electoral en los comicios federales de 2021 con otros partidos, lo cual como ya se dijo no será novedad, pero sí lo será si entre esos partidos se incluye al PRI, para que el órgano conocido en el panismo como 'la conciencia crítica del partido' tome una decisión al respecto.

Hace ocho décadas, hace medio siglo y aun un par de años atrás, la sola posibilidad de formular tal planteamiento, así fuera sólo para efectos de deliberación o como mera hipótesis de trabajo, era algo verdaderamente inimaginable. De qué magnitud no será la realidad que hoy atropella a la nación, que lo impensable se ha vuelto factible y para no pocos, lo sé y lo reconozco, algo necesario y hasta urgente.

Hasta donde se tiene presente, han sido dos las más difíciles decisiones políticas que ha correspondido tomar al Consejo Nacional panista. La primera en 1958, cuando en protesta por el fraude electoral de ese año ordenó a sus diputados federales electos no tomar posesión del cargo. Y la siguiente, tal vez la más ardua, se presentó a mediados de los años 80 del siglo pasado, cuando decidió que el partido aceptara el financiamiento público.

Ahora nos parece un asunto menor y sin relevancia, pero en aquellos años parecía –y de hecho era– un asunto delicado y grave. Prácticamente desde su fundación, sus gratuitos enemigos decían de Acción Nacional que era una 'oposición subsidiada' por el gobierno para simular democracia. Todos sabíamos que tal versión era falsa y malintencionada, difundida con el ánimo de desprestigiar a la organización, fundada por Gómez Morin. Por esta razón –o más bien sinrazón– resultó particularmente difícil resolver la aceptación del financiamiento público. La mayoría evolucionó del no tajante, al sí condicionado.

Si la propuesta de que Acción Nacional vaya en 2021 en alianza con el PRI se llega a presentar mañana, la deliberación habrá de ser razonada y prudente. Desde mi óptica el asunto se deberá abordar desde tres ángulos: el ético, el jurídico y el histórico-político.

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