El PAN sigue en problemas por el asunto de los senadores que decidieron reunirse con uno de los líderes de la ultraderecha española. No es un asunto menor. Se trata de los vínculos que sostiene el principal partido de oposición que tenemos en el país. Es de primera importancia saber qué pretende ese partido y con quiénes cuenta para hacer realidad su proyecto. Los ciudadanos tenemos derecho a saber de qué se trata el PAN y qué persigue. Ya no sabemos qué es, qué piensan los que lo conforman y cómo y para qué quieren la voluntad ciudadana. Es un PAN que no sabemos con qué se come.
Lo sucedido la semana pasada es el reflejo de la ausencia de liderazgo, por un lado, pero también de la ausencia de ideas. El partido que representó el cambio democrático, los anhelos de la derecha liberal, ahora ha decidido, con su líder en el Senado de la República, “compartir valores” con un partido racista, clasista, xenófobo, que desprecia a los mexicanos, la pluralidad de ideas y el respeto a los diferentes. No es poca cosa. Los deslindes del propio partido han sido tibios, no digamos de los senadores de ese instituto que, salvo el caso de Gustavo Madero, parece que lo toman con una tranquilidad como si hubieran contado un mal chiste.
El líder de los panistas en el Senado, Julen Rementería, dijo a manera de disculpa que había tenido el encuentro a “título personal”. La reunión no fue en su casa, fue en un lugar público y el señor Rementería usó recursos públicos para tal efecto. Tuiteó desde una cuenta de ese partido –que vive de recursos públicos– y apareció acompañado de otros legisladores que también perciben dinero público.
Cuando se milita en un partido y se tiene una responsabilidad pública no hay cosas a “título personal”. El líder de los senadores panistas tiene no sólo un cargo de representación popular, sino que también lo tiene en su partido y es parte de la dirigencia legislativa del panismo. No hay forma de que se quite su cargo a menos que renuncie. Todo lo que hace llevará el sello de la representación partidista. Es senador de tiempo completo; no son puestos que se puedan tener nada más en horas hábiles. De ahí que el ojo público está sobre ellos, porque a la gente le importa lo que hacen sus políticos porque les afectan sus decisiones y porque pueden y tienen que exigir cierta clase de comportamiento. No se puede legislar como representante y robar a título personal. Si eso pasa se es un representante ladrón y su imagen afecta no sólo a él sino a sus compañeros y al partido al que pertenece.
Ahora bien, si el señor Rementería, a título personal como dice, comparte valores con la herencia del franquismo español, el PAN nos debe una explicación de por qué un hombre con esas filias tiene un puesto de liderazgo en ese partido, qué tipo de nexos guardan el señor Rementería y sus compañer@s que asistieron a la reunión con esa y otras organizaciones de la ultraderecha internacional y qué tipo de valores defiende hoy en día el panismo. El PAN en diversas fechas ha tomado decisiones respecto de su relación con partidos y organizaciones en otros países. Lo hizo cuando decidió no participar como parte de la democracia cristiana internacional y cuando décadas después decidió entrar a dicha organización. Lo tiene que hacer ahora de nuevo respecto al actual panorama político en el mundo.
Los partidos políticos en nuestro país están definidos en la ley como entidades de interés público. Es de interés de todos saber qué va a representar el panismo como opción política. No nos vaya a pasar como a los millones que votaron por López Obrador creyendo que era de izquierda y ahora están desilusionados porque descubrieron que es un curita de pueblo.
Son momentos de definiciones. Tenemos que hablar del PAN.