Autonomía Relativa

A gusto

La viabilidad de una campaña como la de Adán Augusto está anclada en la enorme posibilidad de un fracaso: el de la campaña de Claudia Sheinbaum.

Adán está a gusto, sus amigos también están muy a gusto. Su compañera Claudia no está tan a gusto con Adán; su amigo Marcelo tampoco está muy a gusto. Adán genera disgusto entre los que estaban a gusto con su ausencia de la carrera presidencial, pero parece que Adán ha decidido participar seriamente en lo que se refiere a la carrera de las corcholatas y ha comenzado a moverse de manera abierta y con recursos. Lo que parecía ser una precandidatura para hacer ruido y despapaye está tomando visos de ser una seria posibilidad.

Claro, la viabilidad de una campaña como la de Adán Augusto está anclada en la enorme posibilidad de un fracaso: el de la campaña de Claudia. En efecto, mientras la señora Sheinbaum requiere todo el tiempo de oxígeno presidencial suplementario y de que el Presidente le dé la mano para que vean que puede caminar y hacer “un solito”, cuando la señora, con su descomunal carisma, se ve obligada a quedarse en la ciudad que gobierna porque trae un desastre en el Sistema de Transporte Colectivo, al grado que ella dice que se trata de labores de “sabotaje”, es porque hay problemas y serios en su entorno. A esto hay que sumarle las enormes cantidades de dinero que ha gastado en promocionar su pálida imagen en todo el país. Se le ha pasado la mano de tal forma que tuvieron que bajar una gran cantidad de espectaculares con su imagen. Y todo esto se refleja en las encuestas que le dan una baja calificación entre sus gobernados. Total, que el desastre está a la vista.

Ante esto, las otras corcholatas han visto la posibilidad de crecer y colocarse (por supuesto que de esa competencia hay que descartar al senador Monreal, que ha sido aniquilado con el poder del desprecio presidencial y ya nadie cree en la seriedad de sus posibilidades). Por un lado, Marcelo, que, con su estrategia de mostrarse como el Simpatías, hace videos de gracejadas, al tiempo que anuncia, como buen priista, la incorporación de estructuras “de tierra” a sus intenciones como candidato. Nada nuevo. Desde un principio se sabía que Marcelo sería un competidor de doña Claudia, lo cual incluso era bueno para ella, pues le legitimaba la farsa de la competencia. Cualquiera con dos dedos de frente sabe que Marcelo es la última de las alternativas del Presidente que, en el fondo, lo considera un fifí neoliberal, un salinista de cepa que, derivado de alguna época de confusión mental y orfandad política, quedó en el lopezobradorismo. La candidatura de Marcelo está atrás de un cristal que dice: “Rómpase en caso de que ya no haya de otra”.

No es el caso de Adán Augusto. El tabasqueño, que entró de repuesto para el manejo de la política interna ante el desorden generado por la inoperancia de doña Olga y el centralismo del Presidente, resultó ser un gran operador para su paisano. Hombre que ganó simpatías por su modo sencillo y dicharachero –que, comparado con los pesados, amargados e insoportables que son la mayoría de los colaboradores del Presidente, resultó ser una bocanada de aire fresco– se colocó de manera rápida como un viable sustituto de la desangelada propuesta que ha resultado la jefa de Gobierno de la CDMX.

Adán Augusto movió unos videos con futbolistas prácticamente en retiro y luego los bajaron generando así el ruido necesario para hacerse presente. El juego en apariencia bobalicón de jugar con su nombre está resultando ser algo pegajoso. Así pues, tenemos que Adán está muy a gusto y se le nota. Claudia no está tan a gusto y también se le nota. ¿Quién ganará?

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