Autonomía Relativa

PRI vs. PRI

Los pleitos de familia son encarnizados y suelen trascender generaciones. En esas está el priismo, que, aunque cada vez son menos en número, sus pugnas son más sonoras.

Konrad Adenauer, que fue canciller alemán, jefe de la democracia cristiana en su país, era un conocedor de la vida política intensa que se daba al interior de los partidos, acuñó –o por lo menos se le adjudica– la siguiente sentencia que nadie se ha atrevido a desmentir: “En política hay enemigos, enemigos verdaderos y compañeros de partido”.

La cita viene al caso por lo que está sucediendo en el PRI. Una de las batallas más difíciles que actualmente enfrenta el priismo es la que libra contra sí mismo. Se trata de una batalla crucial y de carácter casi letal. Se sabe: las guerras civiles son las más cruentas; los pleitos de familia son encarnizados y suelen trascender generaciones. En esas se encuentra el priismo, que, aunque cada vez son menos en número, sus pleitos son más sonoros.

Como reportaron los medios informativos, senadores del PRI decidieron terminar una reunión de trabajo porque irrumpió un elemento indeseable que no tenía –según algunos de los legisladores asistentes– por qué estar ahí: el presidente del PRI. No deja de ser sorprendente que se le dé ese trato al líder de todos los priistas. Aunque lo merezca, como parece ser el caso, hay ciertas normas de civilidad que una vez rotas solamente desencadenan una cacería de grandes consecuencias. Para los senadores priistas la llegada de su líder fue algo similar a un acto porril, un ataque perpetrado por vándalos. Así las cosas, el presidente priista reclamó la actitud del líder de los senadores priistas, el señor Osorio Chong, y lo llamó a combatir a los verdaderos enemigos del partido y no a sus correligionarios. No es la primera vez que don Alito acusa abiertamente a Chong de servir de manera abyecta al presidente López Obrador y su partido. En su columna de ayer, Carlos Loret menciona que el propio presidente del PRI insta a su amigo Adán Augusto López a investigar a fondo a Osorio Chong y habla de una indagación en manos del gobierno.

No sabemos si, asustado por hasta dónde estiró la liga o porque sus compañeros, compañeras y compañeres lo llamaron a la calma y el sosiego, el señor Chong mandó una misiva a su presidente en la que le invita a sostener un encuentro “para establecer formas de interlocución” entre ambos y fortalecer al partido. Ignoro cuántas “formas de interlocución” pueda encontrar el par de priistas, pero supongamos que fueran tres: presencial, el whats y el email, no parece que ambos se mueran de ganas de solventar el asunto de la mejor manera. Por su parte, el líder priista anunció que tendrá una reunión con el propio coordinador de los senadores priistas la semana entrante junto con toda la bancada.

Ayer, en una sesión de Consejo Político Nacional de ese partido, un consejero pidió de manera abierta la expulsión de Osorio Chong porque su conducta “atenta de manera grave contra la unidad ideológica, programática y organizativa del partido”.

La venganza está en el aire, se oye el afilar de los cuchillos, el zafarrancho priista está por comenzar.

COLUMNAS ANTERIORES

Cosas que salieron mal III
Cosas que salieron mal II

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.