Autonomía Relativa

Tres mujeres en campaña

Estaban Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez muy contentas cuando hizo su aparición, apenas hace unos días, otra mujer: Mariana Rodríguez.

Desde que se sabía que Claudia Sheinbaum sería la candidata de López Obrador (circunstancia que solamente ignoraba Marcelo Ebrard), se decía con cierta seguridad que México tendría en la Presidencia a una mujer. Después llegó la candidatura de Xóchitl Gálvez y el asunto terminó de tener forma: la Presidencia de México será de una mujer. Buena noticia. Y por lo que se vio desde aquel momento, todos felices. Las propias encuestas corroboran con sus datos que una mujer sea presidenta es algo que se ve con gusto y que muy pocos tendrían un problema con eso. Como en todo siempre hay un grupo irreductible, en este caso de machines, que no ve con buenos ojos el asunto, pero es una minoría marginal.

Más allá de las cuestiones de género, es un hecho que la presencia de las mujeres para tener los puestos de poder es algo innegable a la vez que cotidiano. Si bien es cierto que Sheinbaum fue la única mujer compitiendo en Morena, en el Frente opositor estaban Xóchitl, Lilly Téllez y Beatriz Paredes, todas competitivas. Una vez definida la ganadora, la nota era la indudable e interesante competencia entre dos mujeres que se disputarían el máximo cargo. Llegaron después, y hay que saludar con el mismo gusto, las candidaturas de mujeres a otros puestos de elección popular.

Estaban Claudia y Xóchitl muy contentas –una más que la otra, la verdad– cuando hizo su aparición, apenas hace unos días, otra mujer: Mariana Rodríguez. Mariana es una joven mujer que se mueve con éxito y soltura en las redes sociales. Es empresaria, y tiene además un rol político como compañera de campaña de Samuel García, con quien está casada. Es innegable que Mariana juega un papel importantísimo en la campaña del candidato de Nuevo León. El video en el que anuncia su regreso a la campaña poniéndose sus tenis naranjas es simplemente una pieza notable en la comunicación política de los últimos años en este país. En el recorrido que acaban de iniciar, esto es su campaña, la presencia de ella tomándose fotos al por mayor será una de las imágenes recurrentes en el proceso electoral. La irrupción de Mariana la ubica como la tercera mujer en la contienda a la Presidencia, sin importar que vaya en otro carril.

Por supuesto no es una buena noticia para Claudia y menos para Xóchitl, que va en segundo lugar y aunque está haciendo movimientos pertinentes para reforzar su campaña, los naranjas van tras ella como primer objetivo. Una buena cantidad de xochitlovers, desde columnistas o gente como Claudio X. González, han manifestado verdadero pavor ante la presencia de Samuel en la competencia. Vicente Fox –que se ha convertido en un detractor de sí mismo– puso el dedo en el centro de la preocupación: Mariana. Por supuesto, lo hizo a la manera que acostumbra últimamente: procaz y majadera, con comentarios misóginos y deleznables que obligaron a Xóchitl a distanciarse de lo dicho por uno de sus más fervientes apoyadores púbicos. En una de esas maromas que se dan en campaña, Mariana tiene el apoyo de Xóchitl.

A Samuel, y ahora a Mariana también, los acusan de ser comparsas del Presidente. Lo ignoro, pero lo que es cierto es que ni Xóchitl ni el PAN, ni el PRI o el PRD, han lanzado un video tan demoledor contra Claudia Sheinbaum como el que pusieron Samuel y Mariana en su gira por Saltillo comparado con el de Claudia en Sonora. El resultado para Sheinbaum es verdaderamente trágico: el rictus amargo y la cara de piedra, presentando montañas desérticas, contrastado con la alegría desparpajada de una pareja en campaña.

Por lo pronto hay que saludar la presencia de la tercera mujer en la contienda. Esto puede ponerse bueno.

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