El rechazo a la ratificación como fiscal de la CDMX de la señora Ernestina Godoy es una muestra más de que los vientos del cambio soplan en la capital del país. Hartos de ser pisoteados, perseguidos y agredidos de manera sistemática por un gobierno autoritario como el de Claudia Sheinbaum y que ha continuado Martí Batres, los partidos de oposición decidieron enfrentar directamente a los que detentan el poder y negar la ratificación de quien, en los hechos, fungía como persecutora de opositores y era complaciente servidora del fiscal general.
Ernestina Godoy es una funcionaria impresentable cuyo último detalle de distinción ha sido el recién descubierto plagio de su tesis. Se prestó al juego perverso de Gertz Manero para perseguir a un par de mujeres que tuvieron la desgracia de ser familiares del fiscal. Godoy facilitó la persecución en contra de una señora de 90 años y de su hija, a quien metieron a la cárcel –Alejandra Cuevas–, en uno de los eventos más vergonzosos de la administración lopezobradorista –eso de fiscales autónomos a ver quién se los cree–. Godoy ha espiado a los adversarios políticos de su mecenas, Claudia Sheinbaum, y puso a la fiscalía capitalina a jugar de manera abierta en la contienda electoral. Sus mañas, sus desplantes y su soberbia le pasaron factura y la oposición le negó otro periodo en el cargo.
Claudia Sheinbaum, la mujer que se esconde atrás de López Obrador, parece no atinar ninguna en la ciudad que gobernó. No le salió ni poner a su candidato en su propio partido. Fue derrotada públicamente por las hordas más radicales del morenismo con el apoyo del Presidente. Eso lo vimos todos. La candidata de Morena en la CDMX no es la que quería Claudia, incluso se puede decir que es su enemiga.
A su derrota en la cancha electoral hay que sumarle la caída de Ernestina Godoy. Claro, sería demasiado decir que eso nada más afecta a la señora Sheinbaum. Va más allá de ella. Es una derrota al lopezobradorismo en su conjunto. Es evidente que las cosas están cambiando en política en la CDMX. La campaña de Santiago Taboada ha generado una grata sorpresa en el electorado y ha mostrado tener la capacidad técnica y el talento político para derrotar a la pandilla que lleva instalada tres décadas en la capital de la República. En efecto, aquí se hizo grande la figura de Cuauhtémoc Cárdenas, la de Andrés Manuel López Obrador –que sigue exprimiendo recursos capitalinos–, la de Marcelo Ebrard, de mucho menor dimensión pero ha gobernado la ciudad, y ahora la de la señora Sheinbaum. A esos hay que agregar una runfla de truhanes que viven de la extorsión, que van desde el señor de las ligas, el inefable Carlos Ímaz, Noroña, Padierna, los Batres –siempre presentes en la carroña política–, Clara Brugada, Ricardo Monreal y, por supuesto, Ernestina Godoy.
Como se puede ver, la CDMX ha sido el semillero de ese movimiento amorfo llamado Morena. De todo ha crecido en estos lares para ese movimiento. Parece que hasta aquí llegaron. Bien por la oposición que avanza. La elección en la capital del país tendrá un ritmo distinto. Aquí la 4T se está cayendo, como pasa con las cosas en las que está Sheinbaum: se derrumban.