Autonomía Relativa

Comida con los suecos

López Obrador recibió a los reyes de Suecia, que son vecinos, ni más ni menos, del tan anhelado y prometido Dinamarca que seremos dentro de unos meses.

A lo mejor el Presidente no lo sabe bien, quizá no lo recuerde porque tiene taaaantas cosas en la cabeza que pues un dato más no puede ser exigible a quien dedica sus desvelos y preocupaciones al supremo bienestar de la nación. Pero sería bueno que recordara que el día de ayer recibió a los reyes de Suecia, Carlos XVI Gustavo y la reina Silvia, y que son vecinos, ni más ni menos, del tan anhelado y prometido Dinamarca que seremos dentro de unos meses.

Nuestro líder nacional debería preguntar algunos detalles de los vecinos de los monarcas que nos visitan. Si piensan que les va a doler que en el futuro próximo tengamos los mexicas un sistema de salud que dejará muy atrás al danés y cosas por el estilo. Se supone que ayer mismo iba a comer la pareja presidencial con los reyes. Se sabe. El señor Presidente está colmado de virtudes, pero entre esas no se encuentra la diplomacia y ni siquiera un elemental refinamiento. Así pues, uno puede imaginar la comilona de la siguiente manera.

AMLO: Le tenemos aquí, rey, una comida muy deliciosísima. O sea, quesadillas, tlayudas. ¿No las ha probado? ¿Cómo cree que no? Son buenísimas. Tiene su cama de frijolitos, su tasajo, lo que viene siendo su lechuga, su cremita, algo de chorizo. Nombre, exquisitas. Sírvase por favor. Porque allá no hay, ja,ja,ja.

Rey: Muchas gracias, Presidente, se ve muy bien. Cómo está lo de los derechos humanos. Ya sabe que nosotros prestamos atención a ese tema. Tenemos los premios Nobel, por ejemplo.

AMLO: Ah, sícierto. Espere, no quiere un poco de salsa de guajillo, está riquísima. Aquí se la voy a poner a este pambazo. ¿De esos tampoco hay por allá? Ah, pues le vamos a mandar, cómo de que no. Aquí la canciller se encarga de eso y mándale también tamales de chipilín. Fíjese que me interesa eso, lo del Premio Nobel de la Paz .¿Cómo se aplica o qué?

Rey: Muy amable por el envío, Presidente. No es de aplicación, hay un comité de especialistas. Ellos deciden.

AMLO: Ah, pues aquí con la canciller también vemos que se reúnan con nuestros especialistas. Creo que cumplo los requisitos, o sea, he dado todo, absolutamente todo por mi pueblo. Y el pueblo está feliz, feliz, feliz. Como nunca. Hasta los narcos son felices y eso que se drogan, o eso dicen.

Rey: No lo dudo, usted es muy popular, Presidente. ¿Lo de derechos humanos algo que decir…?

AMLO: Seeee –contesta masticando el pambazo–. Es de que no me gusta hablar con la boca llena, como que no se me entiende. Ach, ya me manché de mole. Mire, eso de los derechos humanos, es de queeeee ya no es igual, ya no es como antes. O sea, yo no mando matar a nadie, como se hacía antes, como a Maximiliano. A la mejor usted lo conoció porque también era de por allá. Pero esto ha cambiado mucho desde que yo llegué. O sea, sí pasan cosas, como lo del estudiante al que un policía mató. Pero lo agarramos al policía. Y claro, después se fugó, porque así es esa gente, la agarras y se fuga, no quieren quedarse, rey, son muy rejegos a la disciplina. Más no puedo hacer. No hacen caso, aunque sean policías.

Rey: Imagino, sí. Es difícil. Lo de los periodistas, se comenta mucho la violencia…

AMLO: No haga caso. Es por Aguilar Camín y su gente, o sea, tienen a los medios, a la oligarquía y no quieren soltar sus privilegios. Y es de que el pueblo no es tonto, el pueblo los rechaza. O sea, yo recibo diario, diario, así como lo oye, a decenas de periodistas y nadie se queja. O sea, es un grupúsculo de la derecha.

Y así puede imaginar la conversación con el monarca sueco, que seguramente habrá recibido una miniatura del Tren Maya o algo por el estilo. Qué pena con los suecos.

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