Autonomía Relativa

Andrés Manuel en su jugo

Juan Ignacio Zavala opina sobre la visita de López Obrador al Tec de Monterrey y de la crisis que atraviesa la campaña del tabasqueño.

Se le ha borrado la sonrisa de la boca. Ya se le olvidaron los chistoretes. Se ha ido el simpático 'Manuelovich' y ha regresado el amargado Andrés Manuel, el de siempre, el que no cambia. Este Andrés Manuel es un hombre colérico, de arrebatos, intolerante y agresivo. Está de vuelta por su culpa, porque él mismo, como de costumbre, labra su derrota. Cuando está cerca el triunfo, se aleja. Es como si fuera una especie de miedo al poder. A un hombre que hace de la pureza un faro personal y un látigo para azotar a los demás, el poder le ha de parecer el instrumento en el que todos terminan salpicados y corrompidos. Él prefiere predicar su palabra en el desierto, quedarse a unos metros de la tierra prometida pero no pisarla.

Andrés Manuel no necesita campaña negativa, él solito con su gente hacen los desfiguros que uno no imaginaba en quien hasta hace poco llevaba veinte puntos de ventaja a sus adversarios. En su olímpico desprecio por los demás, no se preparó para el debate y las consecuencias están a la vista: su campaña ha entrado en descenso y su gente corre y grita alarmada. El mal humor de AMLO es evidente, incapaz de cualquier gesto de generosidad con su adversarios, ha vuelto a enseñar su rencor, su falta de convicción democrática y su mezquindad.

En el TEC de Monterrey se dieron cita todos los candidatos para conversar con los estudiantes. Hubo una pregunta expresa: ¿Qué cualidades ve en sus contrincantes? Había que contestar y era un buen momento para que los muchachos midieran otras características de los candidatos. ¿Qué dijo Margarita sobre López Obrador? Que era un hombre "cercano a la gente y que era un hombre de fe". ¿Qué dijo Meade sobre López Obrador? Que era un hombre "perseverante" y con "genuina emotividad social". ¿Qué dijo Ricardo Anaya sobre López Obrador? Que era un "hombre tenaz y perseverante". ¿Qué dijo Andrés Manuel sobre sus adversarios? Nada, que no les veía ninguna cualidad. Y este es el hombre que dice que el país necesita reconciliación y perdón. Es claro que no lo siente y que lo que habita en él no es el ánimo de ver adelante sino el rencor y la afrenta.

Para colmo, su propuesta de la amnistía ha sido un verdadero problema pues no atina a explicarlo con claridad además de que se trata de un verdadero despropósito. Los escenarios de crisis sirven para medir al equipo en el terreno de juego. Ha quedado claro que el de Andrés Manuel es de pavor. La señora Olga Sánchez no parece entender bien el asunto de la seguridad y cruza todo tipo de datos y dice cosas sin sentido como que el crimen organizado ha reclutado "millones de personas". Por otro lado, hizo su aparición el Judas mayor, el traidor por excelencia, el hombre que ha hecho de la deslealtad una actividad profesional: Alfonso Durazo. López Obrador dijo que este señor sería su secretario de seguridad pública. Bueno, pues resulta que Durazo le compró un terreno al hijo de Amado Carrillo, el internacionalmente famoso señor de los cielos. Uno puede entender quizás que en alguna operación de compraventa resulte mal al final del día por no conocer a la contra parte. ¿Pero no se le hizo raro que alguien se llamara Amado Carrillo? Lo peor es que dice que se dio cuenta hasta que se publicó la nota. Es claro que, de entrada, ese señor no pasa el examen de control de confianza que se le hace a cualquier policía federal. Durazo intentó explicar la amnistía sin resultados positivos.

Mal y de malas, la campaña de AMLO atraviesa una crisis que ha puesto en jaque la estrategia que estaban manejando. Por lo pronto, el Andrés Manuel que veremos es el Andrés en su jugo, el verdadero, el de siempre.

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