Autonomía Relativa

Imágenes panistas

El resultado tiene dos caras, una alentadora que indica que se va en el camino correcto; la otra, la de costumbre: insulsa y decadente, dice Juan Ignacio Zavala.

En apenas dos semanas hemos visto distintas imágenes del PAN, que nos hacen vislumbrar cómo va la oposición más consolidada –es un decir– en el país. El resultado tiene dos caras, una alentadora que indica que se va en el camino correcto; la otra, la de costumbre: insulsa y decadente.

La alentadora. Es claro que el PAN le tumbó a Morena el fraude electoral en el Senado (que no lo hubiera hecho ni Hernán Cortés cuando desembarcó en Veracruz, según reza La Nueva Historia Chaira). Se trató de una maniobra burda, como en los momentos más descarados del priismo totalitario. Los senadores del PAN lo supieron leer y una y otra vez denunciaron las trapacerías del coordinador de Morena; armaron escándalo denunciando fraude y, como en los buenos tiempos de oposición, la ciudadanía les creyó y jaló con ellos. Volvieron a la batalla y no se arredraron hasta evidenciar que la imposición era voluntad presidencial. No dejaba de sorprender que la mayoría morenista estuviera en tantos problemas para lograr aplastar a la oposición con fama de menguada y debilucha. Lo demás son imágenes del zafarrancho. Gustavo Madero se acerca a la tribuna, tomada por senadores y principalmente senadoras de Morena; lee bien la desesperación de los miembros de la bancada oficial y trata de llegar al lugar de la presidenta. Es literalmente aplastado por las senadoras lopezobradoristas. Las imágenes son elocuentes (debo decir que la senadora morenista Citlali Hernández me parece una política inteligente y talentosa y que no merece la imagen –ni por supuesto los insultos– que quedó de esas escenas, pero en política la imagen es lo que hacemos, no lo que merecemos). Madero, que lleva años haciendo de la bobería su motivo de vida política, convirtió ese video y esas fotografías en una imagen icónica del afán totalitario de la 4T y, seguramente, tiene ganado un liderazgo en su partido, pues coronó con precisión la denuncia, para ese entonces no sólo panista sino también ciudadana, de la imposición.

Aunado a esto, estuvo la posición de los gobernadores panistas que, en bloque, se negaron a reconocer a la señora Piedra por ser resultado de un proceso turbio que le quita toda legitimidad. Eso vino a consolidar la carambola panista en el asunto, pues dejó en claro que los gobernadores, independientemente de sus necesidades y negociaciones con el gobierno federal, también pueden actuar en bloque, pues representan un determinado modo de hacer política. Por primera vez en casi un año, el gobierno y su maquinaria enfrentaron a un partido de oposición.

Todo eso sucedió sin la intervención pública del presidente de ese partido, el señor Marko Cortés. A la mejor por eso todo salió bien. Su mensaje sobre el asilo fue de una ignorancia que no se debe permitir el jefe de un partido de ese tamaño. Su adulación a una declaración de Carlos Slim fue verdaderamente acomodaticia y lambiscona. Esta semana subió un tuit en el que trató de emular algo de lo que hacía AMLO en su campaña de pararse en estanquillos en carretera y comentar algo, lo que fuere, con una foto con los del lugar. Marko se la tomó con dos personas –él llama a eso "saludar a la gente"–: el resultado es lamentable, como lo son sus spots que están para llorar. Pensar que la oposición está liderada por ese sujeto falso y patético es para deprimir a cualquiera en estos momentos de la cuatroté. Por eso es bueno ver todas las imágenes. El PAN ha dicho que es más que su dirigencia. Buena noticia. Tendrán que escoger con qué imagen se quedan.

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