Autonomía Relativa

Morenistas, en su fuego

Muy rápidamente pasó de ser un joven talentoso a un funcionario arrogante, mientras afinaba el proyecto de ser una víctima profesional de la política.

Gibrán Ramírez es un personaje destacado de Morena. Esto debe molestar a muchos de sus compañeros por la fama que cobró al aparecer en diversos medios de comunicación. Se convirtió rápidamente en un vocero del movimiento, enfrentaba a sus adversarios ideológicos y supo hacerse de un espacio en el que muchos de sus compañeros no asisten por simple desprecio o complejos ya muy difíciles de manejar. Muy rápidamente pasó de ser un joven talentoso a un funcionario arrogante, mientras afinaba el proyecto de ser una víctima profesional de la política. Pronto se le vio inmerso en la burocracia, en camionetota, desplazándose con más soberbia que el talento mostrado en sus inicios. Gibrán ahora quiere ser presidente de Morena, el partido más poderoso de México.

Por supuesto que en política las aspiraciones no son condenables, de hecho, son una parte del motor de esta actividad. Gibrán alega, como los demás del movimiento, ser un hombre puro, una víctima de la 'blanquitud' y del privilegio y, según él, una reconciliación de la patria con la raza de bronce. En ese partido, todos se dan baños de pureza en una loca apuesta para ver quién olvida el pasado propio o el de los jefes. Gibrán criticó a Porfirio Muñoz Ledo por haber sido presidente del PRI y del PRD, pero olvida que hay otro personaje que también fue presidente del PRI (a nivel estatal) y del PRD (a nivel nacional), nada más y nada menos que Andrés Manuel López Obrador, destacado priista, ilustre perredista y líder morenista.

Como no hay oposición que denuncie con fuerza a la clase gobernante, los golpes vienen de los propios compañeros. Así que el pleito político relevante en estos días está en Morena. Y es de ese partido de donde llegan a diario lo misiles en contra de la candidatura del joven Gibrán. Hernán Gómez, periodista cercano a las causas del régimen, pero que busca una cara de pluralidad y una distinción del vasallaje dominante, publicó un texto –"Las dudas sobre la candidatura de Gibrán"– en el que da a conocer el fugaz, pero lujoso paso por un puesto público. Manejo opaco del dinero, adquisición de un automóvil de 800 mil pesos, viajes injustificados, puestos para sus amigos, sus amigas, su novia, excesos pagados en restaurantes, un sueldo mayor que el de cualquier secretario y que el presidente López Obrador. Además de recibir otros ingresos, participa activamente en política desde su posición y fustiga a quien osa ponerse en su camino. La investigación de Gómez anuncia toda una madeja escondida por quien en su momento se sintió "el intelectual de la cuatroté".

Sin hacer periodismo, pero con mucha mezquindad, otro de los compañeros de viaje de Gibrán, el señor Pedro Salmerón, también se ocupa de las ambiciones de Ramírez en un texto titulado "¿Humilde hijo de maestros?". Incapaz de algo que no sea bajeza y lodazal, Salmerón cuestiona los orígenes humildes de Gibrán y asegura que su papá formó parte del proyecto salinista en el cual trabajó y lo acusa también de pertenecer al grupo Nexos.

Es decir, para hablar mal de Gibrán, su compañero de partido tiene que hablar mal del papá de Gibrán. Peor aún, Salmerón, vigilante de la pureza morenista, nos dice que: "El discurso del joven que surge desde abajo y por su cuenta, de origen sencillo, marginado o discriminado por su origen y aspecto, fue una de sus armas en el inicio de su posicionamiento político que hoy quiere que lo conduzca a la presidencia de Morena. Sólo que es falso". Esto significa que Gibrán es un falso pobre, un discriminado fake, cuyo "origen y aspecto" también son mentiras. A saber a quien ve Salmerón cuando ve a su compañero.

Así la vida en Morena, una vez que fríen a los de enfrente, proceden con los de adentro y al parecer es el turno del arrogante Gibrán. Algo habrá hecho para concitar tantos odios internos.

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