Julio Madrazo

Nueva Escuela Mexicana

Revalorizar al magisterio y construir un nuevo modelo de escuela, columnas de la transformación que impulsa el gobierno de López Obrador en la educación.

En la transformación que se impulsa en la educación por el gobierno de López Obrador, hay dos columnas vertebrales: revalorizar al magisterio y construir un nuevo modelo de escuela.

El gobierno busca construir la Nueva Escuela Mexicana (NEM), libre de corrupción, con un enfoque más integral, humanista, incluyente y de excelencia. Su propósito fundamental sería fortalecer el aprendizaje de los estudiantes; reorganizar todo el sistema educativo, y garantizar el acceso a los servicios educativos de todas y todos las niñas, niños y adolescentes.

La NEM que la SEP impulsa tendría que poner en marcha un nuevo modelo pedagógico, incentivar la participación de los estudiantes, el trabajo en equipo y el desarrollo en comunidad, retomar el civismo, el deporte, el arte y la música en una sana convivencia social, y sólo podremos conseguirlo con la participación de autoridades, sindicatos, maestros y padres de familia.

Para lograrlo la escuela, además de educar a niñas, niños y jóvenes, debe crear las condiciones indispensables para la participación de padres de familia y a la comunidad en general a participar en actividades extraescolares, de estudio o de diálogo sobre diversos temas que aquejan a su comunidad.

Se pretende involucrar activamente a los padres de familia en el logro educativo de sus hijos, lo que servirá para el fortalecimiento de los lazos entre padres, madres e hijos. La construcción de la Nueva Escuela Mexicana llevará tiempo porque demanda, fundamentalmente, el compromiso y el trabajo de todas y de todos los actores involucrados en el proceso educativo.

En este sentido las autoridades educativas, comenzando por la autoridad federal, deben establecer una propuesta pedagógica viable y congruente con el Acuerdo Educativo Nacional para todos los niveles educativos.

Pero además, se requiere de un renovado programa de formación inicial (en las normales) así como capacitación continua y, especialmente, crear condiciones materiales, laborales, con infraestructura digna con los servicios necesarios e institucionales para que el trabajo educativo sea más eficiente, y se refleje en aprendizajes profundos y duraderos de todas las niñas, niños, adolescentes y jóvenes del país.

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