Julio Madrazo

Tres mujeres como ministras

Caminar hacia una paridad dentro del Poder Judicial implica una igualdad sustantiva para las mujeres en los cargos más altos, que inciden en las decisiones claves de la vida de un país.

El ministro Cossío dejará la SCJN el 30 de noviembre, en febrero del 2019 se irá de la Corte la ministra Luna Ramos, y en 2021 el ministro Franco. López Obrador podría (debería) nombrar tres ministras de la Corte. Para reemplazar a Cossío, el presidente Peña Nieto enviará una terna al Senado en las próximas semanas, dictada por el Presidente electo. Tienen la oportunidad de enviar una terna con tres mujeres, para que la Corte cuente con una nueva ministra.

En temas de igualdad de género, soy de los que está convencido de que se requieren políticas públicas para fortalecer la representación de las mujeres en los puestos de decisión. La paridad no es una medida temporal ni compensatoria, sino que debe considerarse como una medida permanente que garantiza la inclusión de las mujeres en la vida pública, económica y política del país. Claramente hay mujeres destacadas, con el talento y la capacidad suficientes para ocupar un cargo de la importancia que tiene la Suprema Corte.

Dentro del Poder Judicial de la Federación y los poderes judiciales locales, las mujeres tienen un participación bajísima: de 1917 a 2017 se han designado 210 ministros en la SCJN, de los cuales sólo 10 han sido mujeres, esto se traduce a 4.7 por ciento de ministras. La primera mujer designada como ministra fue en 1961.

El Censo Nacional de Impartición de Justicia Federal arrojó que, al cierre de 2017, en el Poder Judicial de la Federación había mil 429 jueces y magistrados, de los cuales sólo 289 eran mujeres; es decir, el 20 por ciento. De 758 magistrados de tribunales colegiados, 22 por ciento son mujeres. De 128 jueces de distrito, 22 por ciento son mujeres. De 99 magistrados de tribunales unitarios de circuito, 18 por ciento son mujeres. Hay más datos de esta naturaleza, todos reflejan la misma realidad.

Caminar hacia una paridad dentro del Poder Judicial implica una igualdad sustantiva para las mujeres en los cargos más altos, que inciden en las decisiones claves de la vida de un país donde siete mujeres son asesinadas diariamente. El que las mujeres lleguen a altos mandos contribuye a combatir y eliminar estereotipos relacionados con las supuestas funciones inherentes a la mujer, relacionadas únicamente con la esfera privada o doméstica. AMLO podría mejorar esto de manera importante, con una Corte que en 2021 tenga cuatro mujeres y siete hombres.

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