Hace un año, les comenté, estimados lectores, que Facebook se había renombrado como Meta, y su objetivo se había movido de ser una red social a una empresa creadora de un metaverso. Una especie de realidad alterna, donde las personas puedan interactuar entre ellos, así como crear comercios y servicios utilizando, en general, lentes de realidad virtual. La idea, cabe mencionar, no es nueva ni innovadora, y es la más reciente iteración por parte de varias empresas por crear esta realidad alterna.
Para este fin, Meta, decidió invertir alrededor de 10 mil millones de dólares, o cerca de 5 veces el presupuesto de la UNAM. Este dinero está destinado, entonces, a poder desarrollar aplicaciones y tecnología que pueda hacer de esta visión del metaverso, una realidad. Vale la pena mencionar que, de funcionar la apuesta, el potencial económico del metaverso es mucho más que esa inversión inicial. Tan sólo la tienda de aplicaciones del iPhone genera más de 60 mil millones de dólares de venta o casi el 20% de los ingresos totales de Apple.
¿Qué ha pasado a lo largo de este año? La gran realidad es que no mucho. Solo algunos usuarios se han comenzado a interesar, y la realidad es que está sufriendo el mismo destino de otros esfuerzos anteriores, el cual es que se encuentra muy vacío. Ha habido muchos reportes de usuarios que entran y pueden interactuar tan solo con un puñado de personas y las mismas interacciones no llegan a ser lo suficientemente relevantes para mantener a los usuarios interesados en la plataforma.
No sólo eso, parecen no aprender de errores pasados, y usuarias se han encontrado con acoso y abuso, sin que haya claras consecuencias para que este no suceda, lo cual parece un extraño recuerdo de la toxicidad de la plataforma Facebook. De seguir así, el metaverso estaría heredando muchos de los errores y fallas que han sido una constante en las plataformas de redes sociales, y lo que está causando que muchas de estas se encuentren en constantes problemas con las autoridades de distintos países.
La propuesta de valor del metaverso es difícil, ya que al igual que la tienda de aplicaciones de Apple, es una propuesta de plataforma, es decir, depende de que otras personas creen algo. El metaverso como tal no añade mucho valor a la experiencia, sino el poder interactuar con distintas personas y negocios. Sin embargo, no hay un valor real de ponerse unos lentes y realizar las mismas transacciones que podrías hacer en una tienda en línea. Es más, uno podría argumentar que es más engorroso ponerse los lentes y navegar en una tienda vacía en lugar de simplemente ver los productos en una conveniente lista en un navegador de internet.
No sólo eso, los lentes realmente no sirven para otra cosa que no sean temas del metaverso, y pedirle a alguien que gaste 8,000 pesos sólo para poder experimentar una realidad aumentada suena como una apuesta difícil para una plataforma que ante nada requiere una gran concentración de usuarios para poder funcionar. A diferencia de un teléfono que puede usarse para muchas cosas, los lentes sólo se pueden usar para el metaverso y algunos juegos de video.
Y recordemos que en lo que concierne a Inteligencia Artificial, una de las mayores necesidades son grandes concentraciones de usuarios para poder crear sistemas que aprendan de esas interacciones para poder crear experiencias que gusten a más y más de los usuarios.
Así que, al final del día, me parece que Meta está desperdiciando mucho del expertise que tiene en temas de Inteligencia Artificial en una apuesta que muy probablemente no se cumpla, y que al final del día bien puede ser la sentencia de muerte para la plataforma.
Recordemos que Meta sigue generando mucho dinero, y que, aunque el metaverso no funcione, aún tienen muchos recursos y un equipo de los mejores expertos en temas de Inteligencia Artificial en el mundo, y bien podría aventurarse a otro tipo de negocio que pudiese ser más redituable que lo que buscan en el metaverso.