Sabía usted, estimable lector, que, de acuerdo con estadísticas propias del IMSS, la gran mayoría de las visitas a urgencias son por razones que no ameritan una visita a la sala de urgencias. Es decir, estas visitas son por causas que se pueden tratar en una clínica familiar o que pudieron haberse tratado mucho antes de acudir a un doctor con premura. Esto nos lleva a considerar que muchas personas utilizan la sala de emergencias como su único recurso de atención médica, situación que no es exclusiva de México y se replica en otros países, como Estados Unidos.
De igual manera, una de las operaciones más costosas en un hospital es la sala de emergencias, ya que requiere tener doctores y doctoras preparados las 24 horas para cualquier tipo de situación que pudiera presentarse.
Y, al final del día, ¿quiénes son este grupo de personas que utilizan la sala de emergencias como su único recurso médico? De acuerdo con datos provistos de Estados Unidos, y me aventuro a pensar que en México no es muy distinto, son las personas de la clase baja y en estado de pobreza, para quienes, lamentablemente, ir a un doctor es considerado un lujo. Es hasta que el dolor es demasiado que acuden a una sala de emergencias, donde deben recibir atención.
¿Y de qué manera puede la inteligencia artificial ayudar en este tipo de situaciones? Pues en muchas. Por un lado, tenemos que las salas de emergencias, en muchas ocasiones, están rebasadas con más pacientes de los que pueden atender. Pero ya vimos que muchos de los casos no son temas que necesiten una emergencia real. Entonces, con la avalancha de modelos de lenguaje, podemos tener un primer paso de autodiagnóstico para todas las personas que estén entrando a la sala, demandando de esa forma menos tiempo de los doctores y permitiendo que se puedan enfocar en los pacientes que realmente lo necesitan.
Incluso antes de ir a la sala, un autodiagnóstico básico basado en una IA bien entrenada y confiable, ayudado de algún subsidio público, podría lograr que pacientes de bajos recursos pudieran acceder al doctor y a las medicinas de manera rápida y eficiente.
Otra manera es ayudando a los doctores a hacer diagnósticos mucho más rápido con ayuda de herramientas como redes neuronales, las cuales pueden ser utilizadas para ayudar a diagnosticar diferentes enfermedades. De esta forma, se puede atender a muchos más pacientes con la ayuda de una IA que apoye al doctor, no sustituyéndolo, pero haciéndolo mucho más eficiente en el tratamiento que debe buscar.
Y finalmente, imaginen tener una IA entrenada con todos los datos que el sistema del IMSS pudiera tener y, de esa forma, contar con una IA que pueda diagnosticar adecuadamente de acuerdo a la latitud geográfica, tipo de paciente y estilo de vida. Obviamente, siempre con supervisión de un doctor, pero que de esta forma las personas tengan acceso a atención médica aunque no tengan los recursos para pagar a un médico.
El objetivo de la medicina debería ser garantizar el bienestar de los pacientes. Como lo he dicho en ocasiones anteriores, un servicio hospitalario como el del IMSS debería tener un área de IA para poder dar solución y atención a todos estos problemas. El IMSS no puede depender de contratistas ni de externos para dar este tipo de soluciones. Y para esto, necesitamos líderes temerarios que puedan crear este tipo de áreas y programas por el bienestar de todos los mexicanos.