El Globo

DeSantis, a su casa

La renuncia del gobernador de Florida fortalece a Donald Trump, puesto que la única rival con ciertas posibilidades de arrancarle una o dos victorias es Nikki Haley.

Ron DeSantis, gobernador en funciones en Florida y hasta el sábado aspirante presidencial republicano, anunció su retiro de la competencia.

El fracaso, el lunes pasado en Iowa –obtuvo el segundo puesto detrás de Trump–, y sus bajas expectativas en New Hampshire el día de hoy, lo condujeron a retirarse de la contienda.

En los hechos, su renuncia fortalece a Trump, puesto que la única rival con ciertas posibilidades de arrancarle una o dos victorias es Nikki Haley, quien hoy medirá en la primaria de New Hampshire su verdadera fuerza.

Es en este estado donde concentra el mayor número de simpatizantes. Si en alguna de las citas para seleccionar candidato Haley tiene posibilidades reales, es justamente el día de hoy.

El gobernador de Florida debe haber hecho los mismos cálculos y prefirió evitar una vergonzosa derrota, frente a encuestas y predicciones desfavorables.

Al anunciar su renuncia a la candidatura republicana, en video difundido en redes, DeSantis manifestó su apoyo a Trump.

Pareciera que DeSantis quiere hacer una apuesta por la vicepresidencia de Trump en el futuro. No hay compañero de fórmula aún, y no lo habrá hasta la convención –o unos días antes– en que el partido designe formalmente a su candidato.

Al hacerse a un lado Ron DeSantis a tan temprana etapa en la contienda –apenas la segunda cita–, afianza los respaldos y simpatías que en el Partido Republicano pudiera tener, y segundo, respalda al candidato preferido en las encuestas y entre los votantes de su partido: Donald Trump.

DeSantis tuvo una precampaña errática, con declaraciones desbordadas por momentos y extraviadas las más de las veces. Carece de solidez, de la estabilidad política de una carrera con más experiencia. Ante las muchas voces y debates en redes que criticaban las locuras de Trump y sus declaraciones, DeSantis, tristemente, no supo colocarse para capitalizar ese descontento en torno al aspirante preferido.

Es joven, tendrá seguramente posibilidades en el futuro, si considera volver a postularse en 2028.

La contienda hoy presenta desafíos clave para los votantes. Aquellos descontentos con el récord criminal de Donald Trump, su involucramiento con una serie de conductas ilícitas y con delitos tipificados, buscan distanciarse de una creciente corriente republicana a su favor.

Votantes para quienes resulta incómodo, e incluso inaceptable, votar por un individuo que cometió tantos delitos en el pasado, hoy simplemente cierran los ojos ante esos hechos, voltean la cara y prefieren ignorar o desestimar las acusaciones.

El día de ayer un tribunal en Massachussets rechazó las peticiones para que Trump no estuviera en la boleta electoral de 2024, bajo la violación de la Decimocuarta Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, que señala inelegible a cualquier persona involucrada en un acto de insurrección.

Como los trágicos eventos del 6 de enero de 2021, cuando cientos de furiosos simpatizantes de Trump atacaron el Capitolio en Washington y pretendieron impedir la calificación electoral que reconoció la victoria de Joe Biden, no han podido ser ligados a la autoría intelectual y operativa del entones presidente, muchos jueces y magistrados –de tendencia conservadora, es importante subrayar– afirman que no hay pruebas suficientes para bloquear su participación en las elecciones presidenciales de 2024.

Si Nikki Haley no imprime una sonora derrota hoy a Donald Trump en las primarias de New Hampshire, podríamos prácticamente afirmar –aunque faltan más de cinco meses– que el expresidente se convertiría, por tercera ocasión, en candidato presidencial republicano.

Hay dos avenidas –ambas judiciales– que pudieran impedir su candidatura: la primera es que los otros estados –Colorado y Maine– que han propuesto bloquear su nombre en la boleta presidencial por la misma enmienda constitucional y el tema de la insurrección, ganasen el recurso de apelación ante la Corte Suprema y les concedan esa potestad. Este precedente podría impulsar a otros estados a seguir esta ruta.

Aunque después del fallo ayer en Massachussets, se ve improbable.

La última vía legal para impedir su candidatura sería que algunos de los fallos en los juicios que enfrenta ofrecieran suficiente sustento jurídico para declararlo inelegible por conducta criminal, ilegal, por violaciones a la Constitución de Estados Unidos.

Lamentablemente, esa interpretación estará en manos de jueces y magistrados, buena parte de los cuales es de formación conservadora y, por ende, simpatizantes de Trump.

Hoy esperaremos los resultados de New Hampshire.

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