El Globo

Reaperturas

Varios países europeos y sin duda asiáticos en la vanguardia, han iniciado reaperturas por sectores económicos, o por regiones geográficas.

El mundo da sus primeros pasos hacia el regreso gradual a las actividades, forzados por reducir el impacto de la parálisis económica. Varios países europeos y sin duda asiáticos en la vanguardia, han iniciado reaperturas por sectores económicos, o por regiones geográficas, para evaluar y observar dos hechos: el comportamiento de la población y la evolución del virus.

China inicia la tercera semana de reaperturas, con la desagradable sorpresa de nuevos casos en Wuhan, donde sumaban ya más de 17 días sin nuevos contagios. Lo mismo sucedió en Corea del Sur, que había mandado ya a sus niños a clases, separados por pantallas de acrílico, guantes y máscaras por estudiante y por pupitre. Ahí un nuevo brote de la pandemia apareció este fin de semana, elevando las luces de alerta.

España diseñó un plan completo, en varias fases y por regiones. La fase 1 de "desescalada", como han llamado peculiarmente los españoles, reabrió cafés, restaurantes, terrazas de superficies no mayores a los 400 metros cuadrados. Meseros y personal de atención y servicio, protegidos con tapabocas, máscaras, guantes y, por supuesto, abundante gel desinfectante para clientes. Entre las medidas están las mesas distantes (dos a tres metros de separación), además de toallitas desinfectantes para los comensales.

Italia, que sigue a la baja en número de contagios diarios y decesos por día, dio también los primeros pasos hacia la reapertura de comercios y de empresas con estrictas medidas de seguridad.

En el Reino Unido, Boris Johnson fracasó con un plan de retorno a las actividades presentado ayer en el Parlamento británico. Más que un plan de acciones progresivas al estilo español, presentó una guía de recomendaciones, que otorgaba –"al sentido común de los británicos"– a cada empresario, directivo o responsable, libertad para tomar las decisiones pertinentes, y a la ciudadanía, la independencia para volver o no a sus centros de trabajo. El resultado fue una severa crítica de la oposición que demandó claridad e información y una profunda confusión entre negocios, empresas, fábricas que ignoran si es prudente y pertinente el regreso.

En Estados Unidos, el país más golpeado por la crisis sanitaria (más de 81 mil muertos y arriba de 1 millón 380 mil contagios y contando), donde la desarticulación de un gobierno federal incapaz de construir consensos con los estados, ha provocado profunda confusión, cierres y aperturas sucesivas en las últimas semanas. El problema dominante en la Unión Americana es el político, puesto que además de la pandemia y la muy criticada acción –omisión– federal, están las campañas electorales para elecciones generales en noviembre.

El presidente Trump insiste en la reapertura a toda costa, cuando muchos gobernadores sugieren cautela y paciencia para controlar la curva de contagios.

En Brasil, el país de América Latina con más contagios y defunciones, con claras señales de curva ascendente –casi fuera de control–, el presidente Bolsonaro se pelea con empresarios y gobernadores para reabrir lo antes posibles.

La decisión de reapertura económica es compleja. Contrapone principios de defensa de la economía, el salario, el ingreso y el empleo, por encima de la protección a la salud y a la integridad física de todos los trabajadores. Una equivocación, un paso acelerado puede empujar a cualquier país a una crisis aún mayor por una segunda oleada de contagios, y el obligatorio y desastroso cierre obligado por la pérdida de gente frente a otro confinamiento. Guardar el equilibrio entre una y otra necesidad humana, es especialmente difícil. El caso español, con su plan escalonado por etapas y regiones, o el chino muy semejante, pueden ser ejemplos que ayuden a diseñar políticas públicas eficientes y protectoras de la población. Si se apresuran, el daño puede ser aún mayor que en la primera oleada.

El caso de México es todavía más complejo, porque carecemos de información confiable. Los números del gobierno han sido ampliamente desestimados por expertos en todo el mundo. Sin datos precisos, definir reaperturas, empresas esenciales, cadenas de suministro para industrias ligadas a Estados Unidos, regreso a clases y tantas decisiones delicadas, puede convertirse en un auténtico desastre.

COLUMNAS ANTERIORES

Andrés y Cayetana
Sólida victoria para Trump

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.