El Globo

Venezuela: la debacle

¿Hasta qué momento puede aguantar un presidente fallido, impopular, ilegítimo? Tal vez hasta que los 'fuertes' que le brindan respaldo quieran.

Muchos meses llevamos periodistas y analistas internacionales pronosticando –fallidamente – el final de Nicolás Maduro y su régimen represor, corrupto, cínico y violador constante de derechos humanos. Si cuando bajaron los precios del petróleo, si cuando concluyó su primer período como presidente constitucional –el único por cierto, porque este segundo es absolutamente ilegítimo – si cuando la oposición se apoderó de las calles en un grito unificado de ¡ya basta! En ninguna atinamos, cuando volteábamos a ver ¡Maduro seguía ahí! – como diría el inolvidable Monterroso.

¿Qué lo mantiene en el poder contra viento y marea? Son varios factores, tal vez sólo uno interno, y todos los demás externos.

El primero y más importante es el respaldo incondicional –que no absoluto – de las Fuerzas Armadas Bolivarianas, de ese Ejército, Marina y demás que se han visto beneficiados con el poder que el presidente Maduro ha trasladado a su mando, pero sobretodo, la cantidad de recursos que ha puesto a su disposición. Todo el petróleo, las divisas y los manejos económicos del gobierno están controladas y operadas por militares. Se habla de una extendida corrupción, pero sólo en los altos mandos y algún medio, pues esa riqueza aparentemente no llega a la tropa. Sin embargo el país entero lo sabe, habla del tema, y es testigo de las fortunas de los generales y almirantes a costa de los recursos del pueblo.

Una de esas bellísimas contradicciones de este socialismo latinoamericano de cuarta –sin alusión a nadie – es decir, de muy bajo nivel, como se dice coloquialmente en México. Todos están para y por el pueblo, pero lo roban y esquilman bajo el deshonroso argumento de los valores patrios.

El segundo factor es Cuba, su dirección política, su beneficio energético, su control estratégico de ministerios, oficinas, políticas y posicionamientos. Cuba dentro de Venezuela instaló a instancias de Fidel en su momento, pero permitido y abrazado por Hugo Chávez, un control de mando-país, que definiera políticas, acciones, propiedades, y la instrumentación completa de la Revolución Bolivariana. Ellos siguen ahí, más fuertes que nunca después de la muerte de Chávez, ante la evidente y vergonzosa incapacidad de "Platanote" –como le dicen en privado los venezolanos a su presidente.

Después vienen los intereses geopolíticos, esos viejos criterios provenientes de la Guerra Fría que dividía al mundo en polos y que construía posicionamientos regionales de oposición o contrapunto a regímenes hemisféricos, totalitarios o de otro tipo.

A Cuba, que pierde por minutos todos los avances ganados en la era Obama, los acuerdos de tránsito de ciudadanos, los flujos de capital, el efectivo desmantelamiento gradual del histórico bloqueo, recibió marcha atrás con Trump y sus obsesiones. Por ende, mantener a Venezuela como un eje opositor a Washington, le resulta extremadamente útil, además de vivir del combustible venezolano.

Lo mismo pasa con Rusia, quien aún no ha decidido con claridad qué hacer con Venezuela y cómo utilizarla en su ajedrez mundial para desestabilizar a Occidente, pero ahí está, con créditos y tecnología a cambio claro de su petróleo comprometido ya por algún tiempo.

Un caso semejante es el de China, que con la apertura de su Banco para el Desarrollo Regional, inyectó recursos en forma de créditos a Argentina, Brasil, Paraguay, Chile y otros más. De forma relevante, Venezuela está en la lista de deudores de los chinos, a quienes les paga de la misma y única forma que puede: con crudo comprometido ya por varios años.

Tan sólo ayer Rusia advirtió a Estados Unidos que no intervenga en Venezuela, parece un déjà vu de los años 60, 70.

Todo esto junto mantiene a un debilitado Maduro a quien hoy incluso, le niegan acceso a sus propias reservas internacionales. Tiene depositados en el Banco de Inglaterra 120 mil millones de dólares en oro, que le fueron negados la semana pasada.

Estados Unidos le negó acceso a 7 mil millones de dólares que por cierto, pusieron a disposición del señor Guaidó, toda vez que Washington lo ha reconocido ya como presidente legítimo.

Todo esto en medio de una crisis interna que pareciera llegar a su límite, protestas, manifestaciones, carestía, llamados continuos a desconocer al gobierno y de que el Ejército le retire su apoyo.

Cuatro países europeos le ponen un ultimátum a Maduro (Alemania, Francia, Italia y España) en un esfuerzo por forzarlo a dimitir.

Colombia y Brasil afirman preparar contingentes militares para hacer una incursión en territorio venezolano.

¿Hasta qué momento puede aguantar un presidente fallido, impopular, ilegítimo? Tal vez hasta que los 'fuertes' que le brindan respaldo quieran. Pero esa pregunta, aún no tiene respuesta.

COLUMNAS ANTERIORES

Andrés y Cayetana
Sólida victoria para Trump

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.