En los diversos procesos electorales de 2021 a nivel estatal (Oaxaca e Hidalgo), observamos la postura, participación e intervención de los entonces gobernadores del PRI, plegarse a la aplastadora máquina morenista de la Presidencia.
Ese fue el caso de Murat y también de Fayad, dos reductos históricos del PRI donde los gobernadores, simplemente, como que vieron para otro lado.
Las medidas empleadas por el gobierno y su movimiento electoral, van desde la acusación, la amenaza o extorsión, la exhibición de expedientes o la complaciente invitación a embajadas en el extranjero. Algún panista se ha visto también beneficiado, a cambio suponemos, de archivar expedientes de la Unidad de Inteligencia Financiera, reportes de inconsistencias de la Auditoría Superior de la Federación, y otras linduras. Es decir, a cambio de impunidad.
Flota desde hace meses la misma cuestionante en torno al Estado de México. ¿Cómo va a jugar Del Mazo? ¿Qué va a hacer? Es el último bastión electoral de un PRI añejo, que lo considera su última línea de defensa.
En el acuerdo de la alianza, Del Mazo se impuso: él designaría por su conocimiento, experiencia y preferencia, a la candidata. Dejó a un lado a quien parecía más preparada, Ana Lilia, y optó por Alejandra del Moral. Las cúpulas del PRI, PAN y PRD consideraron que con esta concesión, se garantizaba el respaldo total del gobernador a la candidata y la campaña, por demás competitiva en contra de la consentida morenista Delfina Gómez.
Hoy sabemos que ese respaldo se derrumbó.
Círculos cercanos a la candidata reproducen la siguiente conversación sucedida hace pocas semanas entre Alejandra del Moral y el gobernador Alfredo del Mazo:
—Querida Ale, tú sabes que los tiempos han cambiado; las circunstancias han cambiado y también los equilibrios. Por eso te quiero informar que a partir de ahora, el gobierno del estado no destinará un solo peso para tu campaña, no contribuirá con partidas para giras, templetes, espectaculares y movilización de operadores o “promotores del voto”.
—¿Eso quiere decir que no me va a apoyar?, cuestionó alarmada la candidata.
—Tienes todo mi apoyo personal y moral, mi confianza y respaldo en tu campaña. Pero hasta ahí. No habrá recursos del gobierno para tu campaña, ni para ninguna otra.
A partir de ahora, estás sola, sentenció lapidario el gobernador mexiquense.
En el cuarto de guerra de campaña se encendieron las luces de alarma.
La diferencia en encuestas (El Financiero y otras) asigna una ventaja para Delfina que fluctúa entre 12 y 14 puntos.
Sin presupuesto, sin apoyo, sin recursos para movilizar electores, promover el voto, hacer eventos, promover la credencial rosa, se ve improbable que Del Moral pueda revertir ese puntaje en su contra.
En círculos priistas, tan confiados y orondos por su fuerza mexiquense, empieza a cundir el pánico. ¿Qué pasó con Del Mazo? ¿Se dobló ante AMLO?
Algunos allegados cuentan la siguiente historia. Hace poco más de un mes, el gobernador Del Mazo se reunió con López Obrador, y sostuvo, palabras más, palabras menos, el siguiente diálogo:
—Presidente, le quiero pedir un consejo.
—Dime, gobernador (dice el todopoderoso y sabio mandatario).
—¿Qué debo hacer con las elecciones en mi estado?, inquirió Alfredo.
—Muy fácil, gobernador: ¡No te metas! ¡No me ayudes, pero no intervengas!
—Gracias presidente, le agradezco, concluyó lacónico y derrotado el mexiquense.
Este diálogo parece ser el detonador, la advertencia, aseguran algunos, del rol que el gobernador del Estado de México ha decidido asumir en las elecciones en su estado.
Si juzgamos a partir de lo sucedido hace un año en Oaxaca y en Hidalgo, donde dos antiguos reductos priistas se perdieron (Oaxaca había sido recuperado por el PRI en años recientes, pero Hidalgo no conocía relevo alguno en el Ejecutivo), el pronóstico para el Estado de México es, por decir lo menos, sombrío.
Si el PRI y sus aliados son derrotados en Edomex, el futuro del tricolor se hace trágico, tal vez incluso, agónico.
Para el país y las aspiraciones de la oposición rumbo a las elecciones de 2024, significa la comprobación de la retórica oficial, acerca de la invencible fuerza de Morena.
Toda aspiración para derrotar a los morenistas en 2024, se vería ensombrecida con una derrota en el Estado de México.
Parece que Del Mazo fue “sensibilizado” por el caudillo para sacar las manos del proceso y abandonar a su candidata.