La Aldea

Se acaban los días

Aunque los morenistas difunden la versión de un triunfo asegurado, no es así. La respuesta de los electores en las urnas el 2 de junio bien puede arrojar resultados sorpresivos.

A menos de dos semanas para la cita electoral más trascendente en la historia moderna de México, los partidos afinan sus estrategias, aprietan tornillos y hacen sus cálculos.

La mal llamada victoria general de Morena no tiene sustento en los números, en las encuestas o en las estadísticas serias.

A pesar de sus cuentas alegres, existen claros indicios basados en estudios serios e independientes que apuntan a carreras extremadamente cerradas en varias entidades.

Puebla será un estado que arrojará números con márgenes estrechos al final de la jornada, de difícil pronóstico el ganador, aunque pareciera que Morena va con alguna ventaja.

Veracruz será una sonada derrota para la impresentable señora Nahle, de quien se dice ahora en redes, ‘tiene más propiedades que el nopal’. Diversos estudios apuntan a una carrera muy apretada, con ventaja para el candidato de oposición Yunes.

Es el caso de Morelos, donde los descalabros, el desgobierno y la incapacidad intrínseca del gobernador Blanco provocarán la inevitable victoria de la oposición con Lucía Meza.

Chiapas y Tabasco serán dos entidades aseguradas por Morena, enclaves esenciales de su movimiento.

Pero en Jalisco, la victoria de MC parece imparable.

Como lo es para la alianza opositora y el PAN, principalmente en Guanajuato y en Yucatán.

Casos interesantes se presentarán en el Congreso del Estado de México y de Nuevo León, donde las fuerzas morenistas serán incapaces de controlar mayorías.

La Ciudad de México apunta a una carrera cerrada, que al final inclinará su resultado en beneficio de Santiago Taboada, una sorpresiva y alentadora victoria que desplazará por completo al grupo que ha gobernado la capital por 27 años.

Todo el dinero de AMLO, todos los recursos para la construcción de Morena en el país en tiempo récord, cinco años en promedio, salieron, fueron extraídos y obtenidos de la Ciudad de México. El derrumbe del Metro es sólo resultado de la cancelación casi total del mantenimiento por 20 años.

Tiempo de ponerle un alto a la Ciudad de una sola fuerza, un solo partido o personaje.

El Congreso Federal y la presidencia están aún en debate.

Aunque los morenistas difunden la versión de un triunfo asegurado, déjeme decirle que no es así. Esta película no ha concluido, y la respuesta de los electores en las urnas el próximo 2 de junio bien puede arrojar resultados sorpresivos como ha adelantado el Wall Street Journal en días recientes.

Las voces de fraude que Andrés Manuel y Claudia han repetido en días y semanas recientes son resultado de una infinita irresponsabilidad cívica y política. ¿Si no ganan, van a reventar al país desconociendo la victoria de sus opositores?

Es altamente delicado que siembren la idea sin sustento de un fraude cometido por la oposición, cuando los fraudes en la historia, en este y otros países se han cometido y sólo pueden ser realizados desde el poder.

La simple y sencilla razón es porque el poder político, gubernamental, es quien cuenta con las herramientas, los recursos, la fuerza única para torcer y desviar los resultados.

Ahí tiene usted presidente al señor Bartlett, él sabe de eso sobradamente.

Un fraude desde la oposición resulta no sólo impensable, inverosímil, sino además materialmente imposible.

Nadie quiere un fraude, gane quien gane.

México quiere regresar a la vida democrática de una nación que apunte al siglo XXI, no al XIX, ni al XX.

Y para quienes anden confundidos, democracia no consiste en atacar y destruir instituciones; desacreditar personas y organismos desde el poder; perseguir a analistas, periodistas y académicos; eliminar los contrapesos del Ejecutivo; reinventar el INE y la Suprema Corte de Justicia. Eso no es democracia, aunque los simpatizantes de Morena, quieran creer ciegamente que esa es una versión de la representatividad popular.

Democracia es diálogo y consenso con sectores sociales y fuerzas políticas; democracia es respeto y fortalecimiento continuo al Estado de derecho; democracia es tolerancia, pluralidad, inclusión, respeto a los muchos y a los pocos muy diversos que somos los mexicanos.

En los días que quedan, veremos los cierres fastuosos de las campañas, las llamadas a la historia de una transformación inexistente, a la promesa incumplida de un país mejor.

¿Dónde está la desaparición de la pobreza? ¿Dónde está la erradicación de la corrupción?

¿Dónde está la pacificación del país, la desmilitarización de territorios y ciudades?

¿Dónde, la salud de Dinamarca? ¿La educación de primer mundo? ¿Dónde, la investigación científica y la cultura?

Pamplinas, puros discursos vacíos que ilusionaron a millones, y que reventarán con una enorme expresión de frustración el próximo 2 de junio.

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