La Aldea

Brexit, cuenta regresiva

  

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El referéndum que tendrá lugar en el Reino Unido el próximo jueves bien puede ser, después de la firma del tratado de Maastricht en 1992 
–la virtual acta de nacimiento de la Unión Europea–, el suceso más trascendente en 24 años de existencia formal para la Unión Europea (UE).

El voto de los ciudadanos británicos decidirá si su país permanece o no dentro de la Unión, lo que según todos los expertos de economía y política internacional, puede tener consecuencias catastróficas a nivel global. Los separatistas calificarían esta afirmación como exagerada, especialmente porque su discurso sostiene que "todo seguiría igual e incluso mejor" para Gran Bretaña, lo cual es en estricto sentido inexacto.

Afirman que no habría pérdidas masivas de empleos o devaluación de la moneda, ni derrumbes estrepitosos de los mercados financieros, sino que sólo reevaluarían su relación con el continente, gastarían menos en recursos destinados a la Unión y pagarían menos precios y cuotas de inmigración.

Esta visión es extremadamente simplista y representa, una vez más, esta creciente corriente mundial antisistema. Claro que habría consecuencias para el continente, para la Unión, para el mundo, para el euro, para el dólar y la creciente especulación con el peso mexicano, pero especialmente para los británicos.

Imagine usted un mundo donde los productos del Reino Unido paguen aranceles elevados por entrar a la Europa continental, o que les apliquen sanciones por el rompimiento de acuerdos, como la imposición de visas a los ingleses para Francia, Alemania, España o cualquier otro país miembro.

Los separatistas han construido el discurso de que todo sería mejor y costaría menos, cuando no hablan de los beneficios comerciales, migratorios, de seguridad, de inversión común, de visión global frente al mundo asiático o al norteamericano.

El discurso antisistema que inunda al mundo bajo la premisa de que los gobiernos, acuerdos y tratados son imperfectos, es puerilmente básico, porque nadie duda de que sean ineficientes o mejorables; lo que es inaceptable es considerar que sin ellos se estaría mejor.

Es el Estados Unidos de Trump sin el TLC, es el Podemos de España sin la construcción de alianzas, es el México de algunos que derriban las reformas y protegen a sindicatos violentos y caducos.

El antisistema no es la respuesta, el Brexit no resolverá los problemas del Reino Unido y la orgullosa cuota que pagan a los organismos de la Unión, o la aceptación comunitaria de inmigrantes del medio oriente. Pero sin ellos, su economía sufrirá, se perderán empleos, ingresos y posibilidades de diálogo global. Entender al siglo XXI como una autosuficiente colección de nacionalismos, nos remite a finales del siglo XIX, a los tiempos del cultivo para el conflicto de la gran guerra para los ingleses, la Primera Guerra Mundial.

Los europeos tendrán que buscar soluciones para responder a la crisis siria, para enfrentar la amenaza del Estado Islámico, para integrar regiones de seguridad y para reconstruir el diálogo con una Rusia nostálgica del poderío soviético. Tendrán que encontrar un equilibrio a una economía china que detiene su marcha y las consecuencias globales que esto presenta.

Pero la solución simple de ahorrar las cuotas para inversión interna no calcula los beneficios perdidos en otras áreas y de los cuáles los separatistas prefieren no hablar incendiando el ánimo nacional.

Por lo menos 10 premios Nobel de Economía han explicado las consecuencias de abandonar la UE. Los números más recientes, previos al referéndum, hablan de un resultado cerrado y estrecho que hasta ahora otorga una ligera ventaja a la permanencia (Remain) dentro de la Unión, pero todo pronóstico resulta poco confiable.

El jueves es el día. En México podremos conocer resultados hacia la noche del mismo 23 de junio, cuando la diferencia horaria nos permita recibir conteos reales hacia las 4:00 am tiempo de Londres.

El mundo financiero, económico y político enciende velas de vigilia por el resultado de tan trascendente votación.

Twitter: @LKourchenko

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