La Aldea

El quemón de Monreal

El senador, un aliado eficiente del presidente López Obrador, se encontró bajo la crítica de diversos sectores por su apoyo a la reforma a la Ley del Banxico, analiza Leonardo Kourchenko.

El senador Ricardo Monreal es un político habilidoso. Buen operador, de los de antes dicen en el PRI donde él se formó -aunque hoy todos los morenistas nacidos y formados en el tricolor pretendan olvidarlo. Operador de campo, movilizador de grupos, activista electoral, estratega, y luego político de tiempo completo. De los que estudia, escribe, construye grupos, da clases, de todo.

Así como no hay políticos limpios y sin historia, Ricardo tiene las suyas. Como los negocios denunciados en la Delegación Cuauhtémoc que dirigió antes de la victoria de AMLO; o el dinero en efectivo con que encontraron a su chófer en plena operación electoral en día de comicios en distritos muy distantes al suyo, como Texcoco en el Estado de México. Fue gobernador Monreal, de Zacatecas, el primer perredista en triunfar en su entidad, donde lo sustituyó después Amalia García, con quien sostuvo fuertes encontronazos porque Don Ricardo quería mantener control, posiciones y partidas presupuestales. En fin, como se dice en el argot político, un profesional que fundó un grupo familiar con aspiraciones de dinastía zacatecana. Ahí va David su hermano ahora, por la candidatura de MORENA a la gubernatura del estado.

En el Senado de esta administración, el Congreso todo sometido, doblegado a un presidente, Monreal ha jugado papeles muy relevantes. Ha sido el gran actor de la conciliación, el puente para construir consensos y aprobar las iniciativas del Caudillo. Ha sido eficiente Ricardo a su jefe, con quien desayuna cada mes en Palacio Nacional para revisar agenda y trazar líneas de acción.

El primer traspiés al inicio de la legislatura, fue aquella iniciativa para reducir las comisiones bancarias que literalmente sacó chispas en el sector financiero. Hubo que guardarla para un mejor momento, aunque no ha renunciado a volverla a presentar. Ahora tuvo la osadía de presentar otra para someter al Banco de México a aceptar dólares en efectivo (en billete) sobrantes o excedentes en el sistema financiero nacional, y convertirlos, mañosamente, en reservas internacionales. Pudiera parecer -ellos seguramente lo vieron así- un acto casi patriótico por "formalizar" dólares de dudosa procedencia, incluirlos al sistema bancario -en los hechos, lavarlos de cualquier origen o procedencia- y convertirlos en reservas.

Para ponerlo en perspectiva, esto representa menos del 1% del circulante en billete verde en el sistema mexicano, porque arriba del 97% de las operaciones, se hace vía transferencia electrónica, bancaria, institucional. Usted compra dólares o vende, se hace mediante operaciones reguladas, supervisadas y topadas en monto para clarificar el origen de esos dineros y bloquear, hasta donde sea posible, la entrada de dólares producto del narcotráfico o el crimen organizado.

Los bancos mexicanos todos -hay una sola excepción- tienen bancos correspondientes en Estados Unidos, con quienes realizan estas operaciones de intercambio. Compran o venden papeles o billete en efectivo en moneda extranjera, y los convierten en activos o depósitos frente a sus bancos corresponsales en territorio americano.

El único que no lo tiene porque no cumple los requisitos de la SEC (Security Exchange Comission) que regula las operaciones bancarias y financieras en EU, es ni más ni menos, que Banco Azteca del señor Salinas Pliego.

Ricardo Monreal introdujo y aprobó por su fuerza y su peso legislativo, una iniciativa que tiene dedicatoria y beneficiario: Grupo Azteca y Grupo Salinas del mismo sujeto.

Las reacciones han sido encendidas y acaloradas a lo largo de toda la semana: grupos bancarios, financieros, altos funcionarios del Banco de México, calificadoras internacionales, hasta funcionarios del Departamento del Tesoro en Estados Unidos se permitieron algunos escépticos y cuestionadores comentarios.

¿Por qué el Senado mexicano y el líder de ese órgano, pretende colocar al Banco de México en una posición vulnerable, débil y de desprestigio a nivel internacional? Nadie se lo puede explicar. Monreal ha salido con el cuento del espíritu social de su reforma, para ayudar a los migrantes que traen dólares en efectivo y enfrentan problemas para cambiarlos. No hay tal espíritu social, porque el monto importante de las remesas viene a México vía electrónica. Y lo que queda en efectivo, es tan reducido en monto y volumen, que lo absorben perfectamente las casas de bolsa en todos los estados. Resulta innecesario y vergonzoso, legislar a modo en beneficio de un empresario de dudosa reputación en el mundo financiero. Pregunte usted a la SEC, donde existe un amplio expediente del personaje en cuestión. Por algo Banco Azteca carece de corresponsal en Estados Unidos.

El departamento del Tesoro enviará un extrañamiento al gobierno mexicano si esta descalabrada iniciativa, logrará convertirse en Ley en febrero. La razón es simple, nadie permitirá un narco estado al sur de su frontera.

Se quemó el senador que tan bien había venido haciendo su trabajo. En los linderos de los posible, entre el deseo del presidente, a la viabilidad de sus iniciativas.

Resulta difícil pensar que esto no tuviera el visto bueno y la autorización de Palacio. AMLO beneficiando a empresarios cercanos y amigos al régimen, tal y como lo hicieron sus antecesores. Pero luego dicen que no son iguales, que ellos son diferentes. Lo curioso es que actúan igual.

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