Esta semana, Donald Trump ha vuelto a dominar el escenario mediático estadounidense, a raíz del testimonio de la actriz porno Stormy Daniels, quien es una figura central en uno de los cuatro casos criminales que enfrenta el expresidente. Estos casos, que descalificarían a cualquier otro candidato, no parecen detener a Trump; él continúa liderando en la mayoría de las encuestas, cuando faltan seis meses para las elecciones presidenciales.
Recientes publicaciones describen el carácter de Trump y lo que su posible retorno implicaría para Estados Unidos y el mundo. Basándose en entrevistas concedidas por el propio Trump y en conversaciones con sus allegados, un artículo de la revista Time, publicado a fines de abril, presenta a Trump como una versión aún más desinhibida, radical y peligrosa que la observada durante su primer mandato. “Trump 2.0″, según el artículo, aspira a establecer una “presidencia imperial”, que redefiniría de manera radical tanto a Estados Unidos como su papel a nivel global.
Varios temas que Trump planea abordar en un potencial segundo mandato afectarían directa y negativamente a México y la relación bilateral. Sobresalen la migración, el crimen organizado y el libre comercio.
La importancia del tema migratorio para Trump no es nueva. Desde su primera campaña presidencial, detectó que una postura severa contra la migración resonaría con un segmento específico de votantes: aquellos con niveles educativos más bajos, desposeídos, frustrados y temerosos. En esta campaña, ha intensificado su retórica a niveles alarmantes y propone medidas aún más extremas que las implementadas durante su primer mandato.
Las imágenes de la frontera sur desbordada por migrantes y de miles de ellos en ciudades como Nueva York, Chicago o Denver, han hecho que la migración y el control fronterizo sean más relevantes que hace cuatro años. En 2023, el número de detenciones de inmigrantes en la frontera sur casi alcanzó los 2.5 millones, cifra comparable a la totalidad de las detenciones durante el primer mandato de Trump. No sorprende, entonces, que la migración se haya convertido en la principal preocupación de los estadounidenses, según algunas encuestas.
A lo largo de la campaña, Trump ha amenazado con retomar la construcción del muro fronterizo, reinstaurar la política de ‘Permanecer en México’ y ha dicho que considera reinstaurar la separación de familias de migrantes. Ahora, en las entrevistas a Time, afirma que el foco de su plan será la deportación masiva de 11 millones de indocumentados, para lo cual estaría dispuesto a utilizar a la Guardia Nacional y, de ser necesario, otras divisiones de las Fuerzas Armadas, argumentando que los indocumentados no son civiles y que, por lo tanto, no estaría infringiendo las normas que prohíben el uso de militares en funciones civiles.
Es indudable que, de regresar a la presidencia, Trump incrementaría la presión sobre México para detener a los migrantes antes de que alcancen la frontera estadounidense, una táctica que, durante su primer mandato, obligó al gobierno mexicano a emplear a la Guardia Nacional en funciones de control migratorio.
El tema del narcotráfico también ha tomado un cariz alarmante. La crisis del fentanilo, que ha causado la muerte de cerca de 110 mil estadounidenses solo en 2023, ha motivado a Trump a considerar medidas extremas. Según un artículo de Rolling Stone publicado esta semana, Trump estaría considerando el envío de escuadrones de fuerzas especiales a México para eliminar a líderes de cárteles, una idea que antes parecía descabellada y que ahora se discute seriamente dentro de su círculo cercano.
Según las fuentes de Rolling Stone, en conversaciones con su equipo, Trump ha dicho que Estados Unidos tiene “asesinos más rudos” que los de los cárteles y está dispuesto a usarlos. La reticencia del gobierno mexicano a cooperar en este tema, como lo está haciendo ahora con el retraso de las visas de trabajo para los agentes de la DEA, no augura nada bueno para México si Trump llega una vez más a la presidencia.
En el ámbito del libre comercio, las señales son igualmente preocupantes para México. En las entrevistas para Time, Trump adelanta que está contemplando imponer aranceles de al menos un 10 por ciento a todas las importaciones, pues critica la dependencia de manufacturas extranjeras y desea revitalizar la industria estadounidense. Bajo esa lógica, se puede anticipar que la revisión del T-MEC en 2026 enfrentará enormes dificultades.
Un segundo mandato de Trump promete ser aún más desafiante para México que el primero. Sus propuestas y la retórica empleada sugieren un endurecimiento de políticas que afectarían directamente a nuestro país. Sin la perspectiva de una reelección y con el apoyo de un Partido Republicano y un ejército de leales, Trump les daría rienda suelta a sus impulsos más extremos, lo cual tendría consecuencias que se harían sentir en ambos lados de la frontera.