De la calle de Madero a la calle de Uruguay hay 750 metros, y a Reforma 255, actual sede del Grupo BMV, hay 3.1 kilómetros y 125 años de transición. Pero, más allá de los edificios, sedes y frías estadísticas, la BMV tiene una historia con nombres y apellidos.
El historiador francés Pierre Nora advierte: "Memoria e historia funcionan en dos registros radicalmente diferentes, aun cuando es evidente que ambas tienen relaciones estrechas y que la historia se apoya, nace, de la memoria. La memoria es el recuerdo de un pasado vivido o imaginado. La memoria es siempre un fenómeno colectivo, aunque sea psicológicamente vivida como individual. Por el contrario, la historia es una construcción siempre problemática e incompleta de aquello que ha dejado de existir, pero que dejó rastros".
ASÍ PUES, Y POR LOS 125 AÑOS DE LA BMV, QUIERO APELAR A LA MEMORIA Y A LA HISTORIA…
Antes de continuar, me gustaría compartirles que me siento profundamente honrada por el privilegio de contar esta historia única, documento que para mi fortuna personal y, más para la del libro, pudo revisar Jaime Ruiz Sacristán (q.e.p.d.), una de las primeras víctimas de esta pandemia, y a quien honramos con el recuerdo. Por ello que les pido un aplauso para él desde donde me estén leyendo.
LA HISTORIA DE MÉXICO Y DE LA BOLSA SON INDISOLUBLES
Esta memoria plasmada en libro es resultado de los personajes que, época tras época, fueron dejando sus aportaciones para la creación de una cultura financiera en el México pujante de la Colonia o del restrictivo Porfirismo.
La evolución de la esfera financiera en México, desde la Colonia hasta la actualidad, ha sido extraordinariamente compleja.
Sus primeras manifestaciones se remontan al establecimiento de la Casa de Moneda, en 1536; a la fundación del Monte de Piedad, en 1775, o a la Lonja minera del señor Trigueros, en 1880.
O que, y aquí me detengo con especial atención –ojo, eh–, ¿quién diría que una mujer sería la gran impulsora de la vida bursátil de México? Sí, un mundo destinado hasta hace algunos años para el género masculino fue catapultado por una mujer: la viuda de Genin. Fue doña Filomena Mayeu quien en la trastienda de su pastelería, en el número 8 de la calle de Plateros, hoy Madero 13, fundó lo que hoy conocemos como la BMV.
La Bolsa, con claros y oscuros, siempre ha estado ahí, como institución, acompañando y apoyando el crecimiento económico del país.
¿Se acuerdan de la inauguración de la sede en la calle Uruguay, en 1957, la revolución que supuso? Lo novedoso no fue el nuevo edificio, sino que cambiaron las reglas de operación.
SE CREARON LOS MUÑECOS…
Cuenta la historia que el tesorero del Consejo de la Bolsa, don Manuel Blanco Parodi, cuando le dijeron que tenía que llenar fichas de compra y venta contestó:
¿Yo, llenar fichas? Si mi palabra es mi compromiso.
Y ojo, el tema de la negativa era porque implicaría la canija posibilidad de que algún operador no hiciera honor a su palabra, algo verdaderamente imposible siquiera de suponer.
-¿A quién se le ocurrió esta idea? preguntó.
-A Manuel Caso y a Silvano Aranda, le contestaron.
-Manuel Blanco, "estos muñecos" no sirven para nada.
Bueno, y no menos importante en dicho cambio de sede fue que pasaron de la operación con martillo a los corros.
Los millennials seguro me estarán escuchando con cara perpleja, con cara de what, y déjenme decirles que aún les faltaría imaginación para lograr entender que el mercado creció por la nacionalización de la banca, pero que ellos, los agentes de bolsa, salieron al quite porque en 1976, visionariamente, promulgaron la Ley del Mercado de Valores, la cual fue su antes y después, al pasar de agentes personas físicas a personas morales.
O QUE, HACE NO MUCHO TIEMPO, POR EJEMPLO:
Las operaciones se liquidaban físicamente o que el Indeval llegó a operar con papelitos. O que con el temblor del 85 se tuvieron que mudar de Uruguay a una bodega de Ábaco en Insurgentes, por casi dos semanas; que pasó de ser un club privado, un Club de Toby, a una fortaleza para México.
O que cuando Salinas de Gortari inauguró el edificio de Reforma, la nota no era que estaba inaugurando el edificio más moderno de la Ciudad de México y, por ende, del país, sino que ya estaban perdonados tras el crack del 87, donde muchos mexicanos aprendieron que con la Bolsa no se juega, sino se invierte.
No hay mundo del que más me emocione hablar. El mundo financiero fue mi cuna, profesionalmente hablando. Sí trabaje en varias casas de bolsa y de ahí salté al mundo periodístico de finanzas, siendo la primera mujer que reporteaba de tiempo completo desde el balcón de la Bolsa para Conexión Financiera, esfuerzo noticioso de Televisa. Es por ello que este libro es el segundo que escribo para la BMV. El primero fue: Mi palabra es mi compromiso.
Esta institución puede presumir ahora de su fortaleza, pero también de su tecnología. ¿Se acuerdan qué dolores de cabeza pasaron, pasamos, cuando dejamos atrás el mundo de viva voz y tuvimos un mercado electrónico?
También puede presumir sus valores, sus acciones de responsabilidad social, de fomentar la educación financiera, sustentabilidad y –nuevamente ojo, ¡eh!– de equidad de género. De hecho, participará este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, en el evento Ring the Bell for Gender Equality, junto con más de 65 bolsas de valores en el mundo en pro del empoderamiento de las mujeres en los mercados financieros.
Ya casi termino, pero no podría hacerlo sin darle las gracias a Oriol Bosch, por creer en mí, por darme esta maravillosa oportunidad. Agradezco profundamente lo que aprendí de mi país con ello, de nuestro potencial y de nuestro futuro promisorio al tener una Bolsa fuerte y bien consolidada. Gracias Oriol. Gracias Marcos Martínez. Gracias a Fernando Campuzano por siempre estar para ayudarme, y a Santiago Portilla; sin ti, el libro no hubiera quedado perfecto.
La presentación del libro fue el martes y estuvo Manuel Somoza, quien habló espectacularmente. Si quieren ver la presentación entren a la página de la BMV; ahí mismo podrán adquirir el libro electrónico.
Y cierro con otra cita del historiador francés Nora: "La historia pertenece a todos y a nadie, lo que le da vocación universal. La memoria tiene su raíz en lo concreto, en el espacio, el gesto, la imagen y el objeto. La historia sólo se ata a las continuidades temporales, a las evoluciones y a las relaciones entre las cosas. La memoria es un absoluto y la historia sólo conoce lo relativo".
Creemos memoria y hagamos historia.