Sobremesa

SOS en el aire: el peligro del servilismo

Si hoy en día no ha habido un accidente de avión es por la experiencia de los pilotos y no por un buen manejo del gobierno.

Controladores aéreos con sobrecarga de trabajo, mal pagados, víctimas de acoso laboral y trabajando horas extras, es la descripción del personal que hoy en día debe sortear la cada vez más agotadora labor de evitar una tragedia aérea en el AICM.

El ‘sí, señor’ nunca antes había representando mayor peligro para el sector aéreo nacional como hoy, en especial cuando el servilismo se sobrepone a la experiencia, aunado a malas rutas aéreas, deficiente administración, incapacidad y desconocimiento que ponen en entredicho la seguridad de las operaciones.

Con un rediseño del espacio aéreo incompleto, que no termina de convencer y controladores semicapacitados, los eventos de conato de colisión –aunque el genio de Riobóo diga que los aviones no chocan sino se repelen– podrían estar a la orden del día. De hecho, y alarmada, les puedo asegurar que cada día se registran más reportes de pérdida de conciencia situacional de los encargados de tráfico aéreo a cargo.

Rutas aéreas. (Especial)

ALERTAS EN SOS

La situación laboral de los controladores, hablo de las personas que trabajan en la torre de control del AICM, es que llegan a tener turnos de hasta 17 horas al día. Entonces, no es de extrañar que estos horarios extenuantes los lleven a desorientarse por carga de trabajo y estrés laboral. ¡Así de grave y peligroso!

Hay que sumar a esto amenazas, despidos y presiones desde la dirección de Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam), a cargo de Víctor Hernández, cuyas decisiones han obligado a por lo menos 12 controladores expertos y veteranos a emprender el vuelo.

Y súmele que, con la reestructuración del espacio aéreo en el Centro de Control México, aumentaron de ocho a 11 los sectores de trabajo que los controladores tienen que atender, pero frecuentemente algunos son cerrados, incrementando las cargas de trabajo al multiplicarse los vuelos que tienen que vigilar en sus pantallas.

En el diseño anterior, había dos controladores siempre por cada posición; ahora, lo que hay es un controlador auxiliar para dos sectores y un controlador para pantalla de radar de control aéreo, es decir, un elemento menos, y eso provoca que a veces no sepan a qué vuelo estaban atendiendo.

Aunque el sindicato de controladores reconoce que una tragedia no sólo depende de esto, pues los pilotos también están atentos a otro tipo de aspectos, las alertas están en SOS.

Documentos Seneam. (Especial)

A LOS INCÓMODOS LOS MANDAN A VOLAR

Seneam está a cargo de controlar las miles de aeronaves que sobrevuelan el espacio aéreo mexicano; sin embargo, muchos incidentes no se están reportando, pues de nuevo, el servilismo ejerce presión para ocultar las irregularidades o se despide al personal ‘incómodo’. Hasta ahora a José Alfredo Covarrubias Aguilar, Ángel Iturbe Estrop, Arturo Heriberto Jiménez Terán, José Antonio Almazán Barrón y, cuente también a una joven separada del servicio por denunciar hostigamiento sexual de instructores del centro de capacitación del Seneam. Y por si esto fuera poco, hay varios controladores –para contarlos hay que usar ambas manos– alejados de las funciones de control, amenazados con ser despedidos por reportar incidentes de aviación, que prefieren mantener en reserva sus nombres para evitar más represalias. Ah, pero eso sí, los supervisores son militares en retiro que poco o nada saben del tema aéreo.

Quejas controladores aéreos. (Especial)

EL ESPACIO AÉREO EN MANOS INEXPERTAS

La reconfiguración del espacio aéreo, un movimiento necesario para que coexistan el AICM con el mamut Felipe Ángeles, se ha dejado en manos inexpertas. Hasta hoy el gobierno aún no había definido las rutas por las que circularían las aeronaves, por lo que el diseño del espacio aéreo sigue siendo una de las principales incertidumbres técnicas, toda vez que los aeropuertos en sí están ubicados en el Valle de México, una zona compleja a nivel geográfico no sólo por sus montañas y clima, sino también por sus imponentes edificios.

La OACI no ha dado su aval ni ha sido invitada a las reuniones para la edificación del mamut Felipe Ángeles, ni se le convocó cuando la FAA degradó a México a nivel 2 por incumplir estándares internacionales de seguridad, a pesar de que en SCT digan que sí están trabajando en conjunto.

Un asunto del cual ya le he hablado, pero que no deja de ser espinoso, es el de los estudios de factibilidad técnica realizados previamente por la OACI y Mitre, ambos expresaron sus dudas del funcionamiento coordinado de ambos aeropuertos. Acto seguido, Mitre fue hecho a un lado y se cedió la realización de viabilidad del espacio aéreo (o dicho de otro modo, el visto bueno) a la francesa NavBlue.

“Tenemos muy buenos pilotos que sortean muchas cosas”, afirma Heriberto Salazar, presidente del Colegio de Pilotos Aviadores de México, quien asegura que si hoy en día no ha habido un accidente de avión es por la experiencia de los pilotos y no por un buen manejo del gobierno.

Además, me comentó que el colegio fue ‘expulsado’ de las reuniones para el rediseño del espacio aéreo por dar la batalla en contra del mismo, y acusa que incluso se les ha tratado de culpar, junto a otros sectores de la aviación, de la degradación.

“Están tratando de ver quién les paga el problema y creen que los culpables son los pilotos, las aerolíneas… cuando el problema es de ellos”.

ENFERMOS DE RUIDO

Entre las voces inconformes está también la de la población civil. Luz María Gaubeca, denuncia que “con las nuevas rutas decidieron alargar la aproximación a 400 metros de los techos de las casas… es inmoral. Los aviones pasan cada minuto, lo que en muchas colonias les impide dormir, trabajar, conversar y ha llevado a muchas personas a medicarse”.

Además, me comentó: “Quiero que quede claro, la postura de 1.7 millones de afectados no es acabar con el mamut Felipe Ángeles, sino contra los daños que nos está causando y el peligro en el que nos pone la nueva ruta de aproximación. Estamos enfermos de ruido. La OMS permite hasta 40-45 decibeles; aquí tenemos entre 85 y 90”.

Aclaro, el lunes aseguré erróneamente que el subrecretario Carlos Morán había estado en puestos clave en seis accidentes que ha habido en el país y no fue así, él no estuvo ni en el 940 de Mexicana, ni en el de Aeroméxico 498 de Cerritos, ni en el de los caballos. Le ofrezco una disculpa.

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