Sobremesa

Las palmeras de la ciudad están muriendo

Las palmeras están infectadas por el hongo patógeno del género ‘Serenomyces’, el cual ha provocado el mayor número de muertes (109).

Así como lo están leyendo, ahora resulta que durante el gobierno de la regenta Sheinbaum se está perdiendo uno de los valores paisajísticos más importantes de la Ciudad de México. Sí, las palmeras, algunas gigantescas, que embellecían los camellones de muchas de nuestras principales avenidas, incluyendo Paseo de la Reforma.

Igual que las jacarandas, las palmeras no son oriundas del Valle de México, pero pocos saben de dónde vinieron y cuándo llegaron.

Historia…

Las palmas son originarias del norte de África y llegaron a la ciudad traídas por el regente Fernando Casas Alemán, después de que el presidente Miguel Alemán (1946-1952) visitó la ciudad de Los Ángeles, California, donde las vio crecer en hileras sobre los principales bulevares.

Las palmeras pueden medir hasta 20 metros y se han adaptado bien al clima templado de la ciudad. Llegan a vivir 80 años, no requieren cuidados especiales y sus raíces no son agresivas.

Las palmeras tienen un sinnúmero de beneficios: mejoran las condiciones del suelo, son generadoras de hojarasca, mantienen la humedad, regulan el microclima, evitan la erosión y propician el desarrollo de la fauna al proveerle refugio, protección y alimento. Son indispensables para capturar contaminantes y partículas suspendidas, producir oxígeno, disminuir los niveles de ruido, captar agua pluvial y contribuyen de manera fundamental al mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes de la Ciudad de México y a su paisaje, por lo que su conservación es indispensable.

¿Qué pasó?

Las áreas verdes de la CDMX han experimentado un continuo proceso de deterioro, lo que ha facilitado la presencia de plagas y enfermedades que atacan a la masa arbórea. Las palmas, como parte de los elementos que enriquecen y adornan las áreas verdes, también se ven afectadas por distintos agentes.

Si usted circula por las Lomas de Chapultepec y Bosques de las Lomas verá el patético paisaje que ofrecen sus otrora majestuosas palmeras, convertidas ahora en individuos muertos o condenados a muerte.

Por ejemplo, la enorme palma en la glorieta frente a la Parroquia de Nuestra Señora del Socorro (Prado Sur y Monte Athos) ya de plano desapareció, y la que sigue, sobre la glorieta de avenida Virreyes, es ya sólo un tronco. Si continúa por estas avenidas, notará un paisaje desolador: la mayoría de ellas con sus ramas vencidas o totalmente amarillas.

Ante este terrible problema, la alcaldía Miguel Hidalgo, de Víctor Romo, contrató a la empresa Bioforestal Innovación Sustentable, de Texcoco, para realizar un censo de palmeras y un diagnóstico fitosanitario, para evaluar las condiciones en las que están, determinar a los posibles agentes causales de su muerte y el porcentaje de las que están afectadas por enfermedades y plagas.

Realidad…

Técnicamente lo que se observa es: 1) presencia de patógenos no reportados para palmeras en México, 2) alta severidad de afectación y, 3) elevada mortalidad de las palmeras.

La evaluación fitosanitaria se llevó a cabo mediante un censo de palmeras correspondientes a las especies de Phoenix canariensis (palma canaria), Phoenix reclinata (datilera enana), Syagrusromanzoffiana (palmera pindó) y Washingtonia robusta (palmera de abanico).

El censo fue realizado en una superficie de 539 hectáreas correspondientes a las áreas verdes urbanas de Miguel Hidalgo. Se evaluaron 30 indicadores de daño que se dividieron en cuatro categorías: enfermedades, plagas, factores abióticos y daños antropogénicos.

En total se evaluaron 3 mil 257 palmas, siendo seis colonias las más pobladas: Lomas de Chapultepec (399), Bosques de las Lomas (337), Polanco Reforma (291), Chapultepec Morales –Polanco– (271), Lomas de Sotelo (187) y San Miguel Chapultepec II (162).

El resultado fue que las palmeras están infectadas por el hongo patógeno del género Serenomyces, el cual ha provocado el mayor número de muertes (109) y ha dejado a otras 63 prácticamente condenadas. Lo peor es que no hay solución para sanarlas, por lo que se tendría que retirarlas. Así pues, esta plaga no sólo está cambiando el panorama urbano, sino que traerá consecuencias ambientales.

De hecho, si uno circula por las zonas mencionadas, pareciera que el daño es mucho mayor al reconocido; no parece existir una sola palmera sana.

Leído lo anterior, quedan preguntas abiertas para la Secretaría del Medio Ambiente del gobierno de la CDMX y la alcaldía Miguel Hidalgo en los tiempos del morenista Víctor Romo: ¿por qué no hicieron nada?, ¿por qué pareciera que se hicieron de la vista gorda?

Al menos el alcalde Tabe ya está poniendo manos a la obra, y aunque por desgracia gran parte de estos daños es irreversible, su equipo está tratando de agotar todas las posibilidades existentes para salvarlas.

COLUMNAS ANTERIORES

Zacatecas está en riesgo
#YunesLasDio y lo malo es que ¡todo irá para peor!

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.